Antes de entrar en materia voy a aclarar que creo que la Junta Monetaria no debería de existir; y que siendo que existe, no debería de ser una en la que sus miembros sean representantes de sector alguno. Prefiero el sistema de banca libre; e inlcuso lo prefiero por sobre el sistema de ciento por ciento de reserva.
Dicho lo anterior, voy a referirme, otra vez, a la viciada y reciente elección para ocupar una de las sillas en aquél centro de poder que es la autoridad monetaria chapina, que también es la junta directiva del banco central.
Con respecto a aquella elección, la autoridad monetaria debe responder:
1. ¿Por qué es que -si la Constitución de la República (artículo 133) y la Ley Orgánica del Banco de Guatemala (artículo 13) dicen que una de las sillas será ocupada por un miembro electo por las asociaciones emmrpesariales de comercio, industria y agricultura- a las cooperativas se les permitió elegir individualemente, y no como asociaciones?
2. ¿Qué parte de la palabra asociaciones y de la palabra empresariales, no entendieron?
3. ¿Por qué es que después de 45 años de interpretar la ley de una manera, decidió -sin decir agua va- interpretarla de otra?
4. Si las cooperativas son un producto del paternalismo y del estado niñera; si son organizaciones creadas por una ley para el interés nacional, si son impulsadas por el estado, si tienen poca y casi nula libertad contractual, si tienen prohibición de ser lucrativas y son parte de un movimiento cooperativo nacional; si gozan de la proteccion del estado y gozan de privilegios impositivos, ¿desde qué punto de vista pueden ser consideradas empresas?
5. Y aún si fueran empresas, que no lo son, ¿por qué participaron individualemente en la elección? ¡Este es el punto más perturbador y por eso insisto en él!
Perturbador porque, siendo la Junta Monetaria un centro de poder, y siendo que Alvaro San Nicolás Colom ofreció una banca central socialdemocrata; es sospechoso el desplazamiento de las asociaciones propiamente empresariales en favor de organizaciones de derecho público por medio de una interpretación insostenible y arbitraria de la ley. Y es sospechoso que el representante de los nuevos ocupantes de la silla sea un ex ministro y ex candidato vicepresidencial del socialcristianismo.
Esto es, por medio de una güizachada, que evidentemente sirve al interés político de controlar totalmente la Junta Monetaria, por parte del sector público que ahora cuenta con ocho sillas, en una directiva de nueve. Sin embargo, la parte cuantitativa no es el problema; sino la parte conceptual. ¡No se debe usar, ni manipular la ley para beneficiar a individuos, ni a sectores particulares!
Ese es el principio que debe ser defendido; y ese es el principio que, los miembros de las asociones empresariales deberían haber defendido desde hace 45 años.