Entre algunas personas existe la creencia, infundada, de que los precios nunca bajan; y hace poco, se leían y se leían quejas de que a pesar de que el precio del petróleo iba para abajo, los precios de los combustibles no disminuían. Muchos audaces demandaban la intervención estatal en la fijación de precios por debajo de los precios reales, y así estaban conjurando a la escasez y al caos.
Lo cierto, sin embargo, es que los precios de los combustibles no son distintos a otros precios. Lo cierto es que los precios no responden a los costos (incluyendo el de reposición), ni a los decretos, como cree intuitivamente mucha gente; sino fundamentalmente a la ineludible ley de la oferta y la demanda.
¿Recuerda, usted, cuando hace poco el galón de Super andaba cerca de los Q35? Pues ahora anda cerca de los Q25. O sea: ¡los precios si bajan!, sin necesidad de que el estado niñera se meta.
Eso me recuerda a cuando los socialistas se oponían a la liberación del mercado de telefonía porque aseguraban que sólo los ricos iban a poder tener teléfonos y que estos iban a costar miles de quetzales. ¡Qué lejos estaban de imaginarse que un teléfono iba a costar cerca de Q100 y que hasta los más pobres entre los pobres iban a tener móviles al cinto!
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This entry was posted on lunes, diciembre 1st, 2008 at 4:25 pm and is filed under combustibles, estado niñera, precios.
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A mucha gente se le hace dificil entender lo que es un orden espontaneo como el del mercado y la oferta/demanda a pesar de que lo viven con cierta frecuencia.Quien no ha tenido maledicencias hacia un policia de transito que provoca grandes congestionamientos por el afan de imponer un orden??