Esta foto es la décima y última de la serie que estoy publicando en conmemoración del Séptimo aniversario de los Viernes de Luto.
Hace 7 años, a estas alturas, un grupo de ciudadanos de todas edades y condiciones dio comienzo al fenómeno que se conoció como Viernes de Luto.
Para hacer la historia corta, centenares de personas nos juntábamos en el Monumento a los Próceres de la Independencia, cantábamos el Himno Nacional, escuchábamos uno o dos discursos, dábamos una vuelta alrededor del monumento con velas encendidas y nos íbamos a casa.
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¿Cuál era el motivo? Luchar contra los tributos que pretendía imponer la administración de Alfonso Portillo y el Frente Republicano Guatemalteco; y contra la corrupción que exhibía ese equipo.
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A final de cuentas y después de unos 15 viernes seguidos de protestas, no conseguimos nuestro objetivo; pero demostramos cosas importantes: 1. Que la gente puede reunirse a protestar en paz; 2. Que la gente puede reunirse a protestar sin violar derechos ajenos; 2. Que la gente puede reunirse a protestar sin dejar todo sucio y sin destruir propiedad ajena; 3. Que la gente no tiene miedo de defender su vida, su libertad y su propiedad de forma legítima.
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Comprobamos el poder del correo electrónico, no para campañas negras y otras suciedades; sino como un medio efectivo de comunicación ciudadana. Comprobamos que más que diferencias que nos separan, los chapines contamos con muchos valores que nos unen. Comprobamos que cuando se trata de esos valores, podemos dejar por un lado muchos de nuestros intereses.
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Ahora que se cumple un aniversario más de aquella experiencia -que fue posible por el entusiasmo, el compromiso y la generosidad de mucha gente buena, y en su homenaje, publicaré varias de las notas periodísticas de aquel entonces.
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Los Viernes de Luto no deben ser confundidos con el Jueves Negro durante el cual el FRG organizó gavillas que vandalizaron la ciudad de Guatemala, jornada en la que murió el periodista Héctor Ramírez.