Entre arias de I Lombardi, I Masnadieri, El barbero de sevilla, Lucía di Lamermoor, Tosca, Gerusalemme e Il Giuramento, entre otras, ayer pasé una tarde musical en la encantadora Villa Helena, de mis amigos María Elena y Werner.
El maestro Luis Girón May, y sus estudiantes, nos llevaron por un recorrido intenso y educativo. Es una dicha, en realidad, poder gozar de estas tardes de ópera.
Por otro lado, es una lástima que muchas personas “le tengan miedo” a la ópera. Temor que muchas veces parte de estereotipos como el de Jorge y Enriqueta Melaza frente a una presentacion de Wagner; o parte de una mala introducción al mundo del bel canto cuando en la infancia, o en la adolecencia.
Una de las mejores cosas que me pasó en la infancia, fue que mi abuela me introdujera al mundo de la música clásica y al de la ópera; y las tardes en de bel canto en la Villa Helena siempre recompensan mi espíritu con la fuerza arrebatadora de las obras de Verdi, Rossini, Donizetti, Mozart y otros maestros geniales.
Yo pienso, que es la falta de costumbre…aunque algunas personas le llaman a esto falta de cultura, mmm no se. Pasa con el teatro aqui en Guate por ejemplo, aunque a veces tiene razon el publico puesto que hay unas obras que dejan mucho que desear, Yo soy actor y aun tengo la espinita de no ver opera en vivo. Mi hermana tuvo la oportunidad de ver “el fantasma de la opera” en Nueva York, entre otras, y sencillamente le dije que envidia! así como con ud. jaja (pero en buen alid, que conste)felicidades!
La opera no la entienden mucho en Guatemala, nosotros desde pequeños hemos ido a cuanta ópera presentaban en El Capitol, ahora vamos al Teatro Nacional. Unas veces es buena otras no, pero nos distraemos y culturizamos un poco. La definita radicación de Luis Felie en Guatemala, su tierra, ha dado mucho auge a este género