Independencia, servidumbre y libertad

Hoy fui al supermercado a comprar una docena de huevos, dos panes de yemas y dos conchas, y un queso fresco. En la caja, delante de mí, iba una señora en sus late thirties, acompañada por dos niños. Pasó 5 productos y se quedó esperando a que el muchacho de la caja se los empacara.

Cuando el muchacho empezó a pasar mi compra la señora le dijo: ¿Me lo puede empacar? A lo que el muchacho respondió: Con gusto, pero primero voy a pasar la compra del señor (refiriéndose a mí). Acto seguido, la señora se dirigió a otros empleados del supermercado y les pidió: Por favor, ¿me pueden empacar las cosas? Yo sólo me le quedé viendo con cara de No puedo creer que usted sea tan inútil y tan ridícula.

Y digo: ¡Carajo, eran sólo 5 productos! La señora no se veía impedida. ¡¿Por qué jodidos no los metió ella en una bolsa y se fue sin molestar?!

Mi queja viene a que, precisamente anoche, presencié algo parecido, aunque no igual; y con un amigo comentámos la diferencia entre la gente que necesita ser servida y que para eso contrata servidumbre en su casa; y la gente que necesita cierta ayuda y por eso contrata colaboradores o trabajadores.

A mí siempre me ha molestado que la gente trate a sus muchachas y a otros empleados como si fueran servidumbre en el sentido denigrante de la palabra. Anoche, por ejemplo, noté y me gustó mucho que, al concluir una cena a la que asistí, la mayoría de los asistentes pasó a la cocina a agradecerle y a despedirse de la señora que sirvio la cena. Y con el cuate con el que comentamos el hecho, notamos diferencias entre la gente que hace eso, y la que sále sin más.

Hace años dos visitantes extranjeros me comentaron que estaban muy impresionados con los chapines porque, en mi lugar de trabajo, los directivos y ejecutivos saludábamos a los trabajadores en los corredores y dábamos las gracias a quienes nos atendían durante las comidas.

Curiosamente, la semana pasada compartí con ustedes el siguiente pensamiento de María Montessori:

No one can be free unless he is independent…in reality, he who is served is limited in his independence.

Por eso aprecio mucho que mis padres y mis abuelas me enseñaran a dejar hecha mi cama y a recoger mi ropa en las mañanas, a recoger los platos de la mesa, a ordenar mi propio closet, y otras tareas domésticas que le hacen el trabajo menos cargoso a quienes me ayudan; y admito que no soy un dechado de virtudes domésticas.

Yo he tenido mucha suerte con la gente que me ha atendido y me ha ayudado desde pequeño. Para comenzar, mi Nana, Elena que cocinaba delicioso y platicaba mucho conmigo en el planchador; luego, Catalina, Lidia, Queta, Rubén y Fasho, con quienes salía al parque, veía telenovelas y lucha libre, leía los diarios y aprendía sobre las diferentes costumbres y gustos que enriquecen la cultura de la gente; y más tarde Marina, que era toda una jefa de personal y con quien me aventuraba cocinando novedades (a pesar de las quejas presupuestarias de mi papá).

Más tarde llegaron Carmen, que califica como amiga; y doña Julia que me cuida como cosa propia.

Yo opino que las personas que nos ayudan y nos evitan muchas tareas merecen toda consideración y respeto. Por eso me molesta que haya huevones incapaces de empacar 5 productos en una bolsa de supermercado, y malagradecidos que no aprecien el esmero que otros ponen en atenderlos.

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10 comments

  1. Me encanta su sensibilidad en este tema, Luis. Nada como los tiempos en que me quedaba hablando con el personal de la Universidad. Hace poco volví a la Biblio a consultar unos libros y a enseñarla a una amiga… me quedé como quince minutos platicando con uno de los señores de mantenimiento, se me escapa el nombre ahorita… resultó ser un lector empedernido 😉 que sabe muchísimas cosas y que ama su trabajo allí. Todas las personas son maestros, hasta esa señora con su actitud que delata lo limitada de su visión, la pequeñez de su mundo

  2. Roberto Girón

    Encuentro tu punto de vista válido pero no aplicable en este caso ya que tus dos ejemplos son muy distintos uno del otro. En el caso de la señora del supermercado no encuentro nada de malo en PEDIR FAVOR en que le empaquen sus compras, así se limiten a un solo paquete de chicles, el supermercado presta un servicio y por simple atención al cliente está obligado a cumplirlo, además en algunos supermercados, no se si en este se da el caso, es parte de las obligaciones del cajero el cual devenga un sueldo por cumplir su trabajo. Por aparte encuentro bastante contradictoria tu reacción, ya que diciendo que tus padres y tus abuelas te enseñaron buenas costumbres, no pudiste tener la caballerosidad de darle tu lugar a una dama con 2 niños que hubiera sido lo correcto al ver el error del cajero, ya que de hecho ella iba primero en la fila, y apegándonos al sentido común, hubiera sido de muy buenos modales en vez de insultar en voz baja a la señora que exigía un buen servicio.El cajero debió de ser nuevo o un holgazán que no cumplió con su trabajo como era debido y esperó a empacar todo de junto, luego nos preguntámos porque hacen mal su trabajo.Exigir un buen servicio no es ser mal agradecido con las personas que nos atienden y son dos cosas muy diferentes, te apuesto que si hubieras estado en el lugar de esa señora, este artículo sería alrevés.

  3. Hola Roberto. No insulté a la señora en voz baja, no se me hubiera ocurrido hacer algo así. Por favor lee bien la nota y no le pongas salsa a los tacos.Yo siempre empaco mis cosas en el super por dos consideraciones: primero, con el cajero que ya tiene suficiente trabajo con cobrar, como para también ponerse a empacarle sus cositas a gente perfectamente capaz de hacerlo por sí misma. He visto hombres perfectametne capaces, hacer lo que hizo la señora, y siempre me molesta que la gente sea tan servida; la segunda consideración es para con el que sigue en la cola, para no atrasar el proceso innecesariamente.Yo no creo que los trabajadores estén obligados a servirnos, si nosotros podemos colaborar un poco con ellos. La ayuda es bienvenida, pero demandar que el cajero empaque 5 productos me pareció exagerado.

  4. Gracias Renata.

  5. Acertada su nota don Luis. A Roberto:”no pudiste tener la caballerosidad de darle tu lugar a una dama con 2 niños que hubiera sido lo correcto al ver el error del cajero, ya que de hecho ella iba primero en la fila, y apegándonos al sentido común, hubiera sido de muy buenos modales en vez de insultar en voz baja a la señora que exigía un buen servicio.”Primero: Si hubiese sido una dama, no se hubiera comportado tan despoticamente.Segundo: la Caballerosidad se gana por los buenos modales de las personas. Si alguien es rudo no tengo por que ser caballeroso con el.Tercero: “Sentido común” debería de tener la señora y empacar sus compras ella misma, vamos! 5 cosas!! Sentido común! No?Por ultimo, las personas que prestan un servicio si bien están obligadas a cumplirlo no están obligadas a tolerar la rudeza y el abuso de nadie, NO les pagan para eso y nadie es mas que nadie en la sociedad.

  6. Yo considero que hay una diferencia abismal entre “exigir un buen servicio” a “pasarse de la raya”, que pasa por ejemplo en Mcdonald`s (ahora mas gente va ir a comer allí por mi anuncio)donde la mayoría de comensales, recoge sus bandejas. Esta claro que aunque la comida sea una shit, al menos el servicio es impecable y hay veces que me han arrebatado de las manos dichas bandejas los empleados de aquel restaurante. En Hiper paiz(anuncio No. 2) sucede lo mismo… cada quien coje sus bolsas y empaca sus chunches. La verdad hay gente que definitivamente abusa! (espero haberme explicado bien). Por otro lado hago hincapié al segundo ejemplo de Luis, puesto que sé hacer de todo, menos lavar ropa, soy un buen cocinero y mi especialidad es “camarones con salsa de mariscos” mamma mia!!! Saludos!P.D.: Sin embargo, siempre agradezco a doña “martita” que aparte de hacer los quehaceres en la casa, cuida con mucho cariño a mi enferma madre, preguntenle a ella si no me creen, jaja.

  7. A mi me pasó una vez en Wendys, la señora que iba delante mío en la cola, pidió una ensalada buffete y el encargado puso el plato en la bandeja. La señora se enfureció porque le habían dado el plato vacío; al punto que lo agarró y casi le pega con el mismo al que la atendió, hasta que el cajero muy amablemente le indicó que con ese plato podía irse a servir al bar de ensaladas. Es innegable que no siempre el servicio es bueno; pero también hay clientes que se pasan de servidos.

  8. Parece que en las sociedades urbanas se va perdiendo la amabilidad entre extraños. Típico ejemplo de las peliculas es de los pilotos automovilistas de NY, siempre sacandose la madre.

  9. Eso les pasa por comprar en la despensa familiar. Vaya!

  10. Leído todo lo escrito,creo que en el supermercado le cobran a uno el servicio de empaque, yo nunca empaco mis cosas para eso pago. En cuanto a lo de la servidumbre, hay que tratar bien, tener humanismo, consideraciones, etc. pero cada cosa en su lugar, y un lugar para cada cosaLMMC