Autobuses sin seguro

Uno de los peores efectos del estado benefactor es el de retirarle a los individuos la responsabilidad. Esto ocurre naturalmente porque siento la responsabilidad y la libertad dos caras de la misma moneda, cuando el gobierno restringe la libertad de las personas, también les limita su reponsabilidad, y con ello, les limita su capacidad de ser responsables.

Claro que el niño es llorón y la nana lo pellizca; porque muchas personas prefieren que sea así. Por ejemplo: muchos prefieren un monopolio del seguro social, aunque sea una cueva de ladrones y una inutilidad; porque así no tienen que responsabilizarse de elegir bien dónde guardar fondos para su vejez, o para casos de emergencia. Muchos prefieren una Superintendencia de Bancos que, aunque sea tapadera de banqueros, le evite a la gente la responsabilidad de elegir dónde guardar sus ahorros.

Mucha gente prefiere que otros los cuiden, antes que asumir la responsabilidad de ser protagonistas en su propia vida.

Por eso me llamó la atención que en las noticias hoy se diga que “los usuarios del transporte extraurbano deben ser prudentes al abordar estas unidades, y únicamente utilizar aquellas que tienen seguro vigente, no estén sobrecargadas y se encuentren en buenas condiciones mecánicas”. Es obvio que los primeros obligados a no encaramarse en un autobus recargado, conducido por un piloto ebrio, y sin seguro, son los usuarios potenciales de ese bus.

Lo que me da rabia es que lo diga el subjefe de la Dirección General de Transporte. Esta es la burocracia que se supone que tiene la harta obligación de relevar a las personas de la molesta responsabilidad de cuidar sus vidas. Partida de burócratas inútiles y venales. No sólo dan la falsa impresión de que cuidan de la gente, sino que, a la hora de la hora, le devuelven la responsabilidad a gente que no está acostumbrada a ella.

Los pipoldermos no están en capacidad de cumplir sus funciones; y mientras más pronto se entere la gente, mejor. Que las policías de tránsito y vial se encarguen de verificar que las licencias de conducir sean legales y que se cumpla con la Ley de Tránsito. Que se desmonopolicen las rutas y que los buses anuncien quienes transportan gente con seguro y quienes no. Que los tribunales sean severos con los pilotos y con los propietarios irresponsables de buses. Y que manden a sus casas a los ineptos de la Dirección General de Transporte.

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  1. Lo que pasa es que en Guatemala existe la mediocridad en todo nivel: gubernamental, civil, ecleiástico, etc.Por eso una persona que se cultive un poquito y luego trabaje a fondo triunfa. Me contaba una cliente, soy abogado, ella era alemana que para el europeo es muy fácl salir a delante en países como el nuestro,pues la gente en lenta, todo lo deja para mañana.¡que nos extraña lo que pasa, si hay que cambiar la mentalidad del 90% de los guatemaltecos!Siempre el paternalismo ha estado presente en ciertos estratos…LMMC