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Mar 14

¿Restablecida la servidumbre en Guatemala?

servidumbre

Según Otto Pérez Molina proximadamente 11.500 jóvenes en Guatemala entre las edades de 18 a 24 años, deberán cumplir con 728 horas de Servicio Cívico en tareas militares o sociales.  Deberán dice, para luego explicar que  los voluntarios deben realizar este servicio en un lapso de seis a siete meses con un horario  de trabajo de ocho horas diarias.

Entonces…¿deberán, o serán voluntarios?   Digo, porque si son voluntarios podrían, pero no deberán.  ¿Cachas?

La cosa sigue enredada porque según la Ley de Servicio Cívico, aquellas actividades son carácter personal, y todo ciudadano guatemalteco tiene el derecho y el deber de prestar al país, por el tiempo que determina la normativa para contribuir a su desarrollo y a su defensa, percibiendo la remuneración respectiva.  Entonces…si es derecho cabe, o no ejercerlo; pero si es deber entonces no es voluntario, es obligatorio, es forzado.  Y si el ser servicio es obligatorio es servidumbre.

La ley del servicio cívico -que es un engendro de Los Colom Torres/Espada  y sospecho que era un instrumento para formar juventudes revolucionarias-  es una forma de servidumbre, o quizás hasta esclavitud porque la  esclavitud no es contractual.   Si la ley quedó como estaba diseñada, los jóvenes se verán forzados a integrar el servicio cívico y, aunque la retórica estatista establece que el alistamiento es voluntario, luego hay sorteos en los que los jóvenes no se pueden rehusar a participar.  Y si los reclutandos no cumplen con la obligación de servir, hay un castigo que les niega el derecho constitucional a ser electos, o a ser nombrados como funcionarios, o empleados públicos.

Por cierto que, la característica ineludible de un derecho es que para que una facultad pueda ser calificada como derecho, en su ejercicio no deben ser violados derechos de terceros.  Puesto de otra forma: mi derecho a extender el brazo, termina donde empieza la nariz de mi vecino.  Entonces, el supuesto derecho y deber de prestar servicio civil es un oximorón.  Ya que el servicio civil, malentendido como derecho, violaría no sólo el derecho de los jóvenes a elegir en qué usar su vida, su tiempo y sus recursos; sino que violaría el derecho a ser electo (o a optar a un empleo) no por ausencia de cualidades necesarias para el mismo, sino por una mera prohibición inconexa.

La ley fuerza a los jóvenes a integrarse a los trabajos del servicio cívico y militar; y aunque se supone que va a haber una remuneración, está por verse qué clase de paga es.  No podría, ¡por supuesto!, ser menor a la del salario mínimo.  Y, aunque fuera igual, o superior, el hecho de que no sea contractual, sino impuesta, sólo acentúa el carácter de servidumbre que tiene esta disposición medieval y abusiva.  ¿Quedó establecido lo de la remuneracion en la ley?  El Presidente no mencionó nada de eso recientemente.

La normativa fuerza a los jóvenes a trabajar, y los fuerza a aceptar una remuneración arbitraria (si es que hay remuneración). ¿Cómo es que eso no es servidumbre? Ah, y por si fuera importante:  la Constitución de la República, en su artículo 4, dice claramente que ninguna persona puede ser sometida a servidumbre.

Hablándo del supuesto pago 2011 algunos prestaron servicio cívico en Huehuetenango no recibieron la paga ofrecida; y, sin embargo, quienes prestaron servicio militar sí recibieron pago por las horas trabajadas. Según el reglamento de la Ley de Servicio Cívico Nacional, los jóvenes entre 18 y 24 años que presten servicio cívico, como los que cumplan con el militar voluntario, deben recibir Q8.75 por hora trabajada.

La Secretaría de Servicio Cívico -creada por la administración socialdemócrata de Los Colom Torres/Espada y que ¿existirá durante la administración de los pipoldermos?- ¿les quedó debiendo  Q11 millones 654 mil a los miles de patojos que participaron en los proyectos del plan piloto del referido programa? Muchos jóvenes, engañados, cumplieron con las 728 horas de servicio que les impuso la ley; pero la Administración incumplió su parte del trato que les impuso a los patojos.  ¿Les pagaron a aquellos muchachos…o lo suyo es deuda flotante?

Dimos nuestro tiempo con entusiasmo y los primeros meses no nos dieron ni un centavo; y después recibimos una cantidad que no llega ni siquiera a la mitad de lo ofrecido, dijo uno de los chicos que fueron reclutados para este programa altruista.

Y de paso…¿no te parece sospechoso que los pipoldermos se insistan en esto cuando supuestamente no hay dinero para pagarles a los policías nacionales?

Ilustración tomada de The Independent.


01
Mar 07

Los automóviles mejoraron la calidad del aire

De Cris Lingle recibí este artículo de Dwight Lee. Está en inglés, pero explica cómo es que los motores de combustión interna, tan denostados por algunos que proponen “hacer algo” para evitar que se ensucie el ambiente, en realidad han contribuido efectivamente a que el ambiente sea más limpio.

Cars improved the air … that’s no bull
By Dwight R. Lee

The motto of all environmentalists should be “Thank goodness for the internal combustion engine.”

The abuse heaped on the internal combustion engine by environmentalists was never justified. But a recent story on cow flatulence in the British newspaper, The Independent, makes the environmental benefits from gasoline-powered engines even more obvious. Based on a recent study by the Food and AgriculturalOrganization, The Independent reports that “livestock are responsible for 18 percent of the greenhouse gases that cause global warming, more than cars, planes and all other forms of transport put together.”

Long before global warming became an environmental concern, however, the move from the power provided by animals to that provided by gasoline had greatly improved the environment. The emissions that came out of the tailpipes of horses were much more lethal pollutants that those now coming out of the tailpipes of cars. Horse emissions did more than make our town and cities stink; they spread fly-borne diseases and polluted water supplies that killed people at a far greater rate than the pollution from cars and trucks ever have.

Photochemical smog is clearly a health risk, but not nearly the health risk of cholera, diphtheria and tetanus that have been largely eliminated with the help of gasoline powered transportation.

Before the internal combustion engine it wasn’t just cows, sheep and pigs emitting pollution down on the farm. Tractors and other types of gas-powered farm machinery eliminated the horses, mules and oxen that had provided most of the power necessary to grow and harvest our food and fiber. This not only reduced the problem that still exists from animal waste that environmentalists, with justification, still complain about. The internal combustion engine also eliminated the need to produce food to fuel millions upon millions of agricultural beasts of burden. It has been estimated that in 1900 it took about 93 million acres of land to grow the food for the farm animals that were replaced by current farm machinery. Most of that land has now gone back to woodlands, greatly increasing the number of trees that are reducing the problem of global warming by absorbing carbon dioxide.

The above consideration should have been enough to warrant an environmental shrine to the internal combustion engine. And now we find that by eliminating all those farm-yard animals, the internal combustion engine also eliminated vast amounts of methane-producing flatulence, which is a much more powerful greenhouse gas than the carbon dioxide produce by burning gasoline.

Even though the internal combustion engine is less polluting than what it replaced, it is obviously not pollution-free. Efforts should, and will be made to make it even less polluting than it is, and some day internal combustion will be replaced by an even less polluting technology. But history will look kindly on the internal combustion engine as a major contributor to the steady progress toward a healthier environment that has been made over the centuries.