22
Ago 25

Guatemala y Tren Maya: ¿error?

 

En la mañana del 26 de octubre de 2019, un sábado alegre, el alcalde Ricardo Quiñónez y el presidente Jimmy Morales abordaron el vagón 917 del tren —conocido como La Chula— para supervisar los avances del tren urbano. ¿Te acuerdas qué pasó? Pues… a los pocos metros de salir de la estación de Fegua, el vagón se descarriló y dejó a los pasajeros ilustres y a sus invitados caminando sobre las vías férreas.

Grok me hizo esta ilustración que no es la más atinada del mundo; pero, ¿pillas la idea?

De aquello me acordé porque la Administración Semillera anunció que, como consecuencia de la reunión entre la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, y el presidente chapín, Bernardo Arévalo, Guatemala se incorporará a dos proyectos ferroviarios impulsados por el país vecino: el Tren Maya y el Tren Interoceánico —conexión con Ciudad Hidalgo y Tecún Umán—, con trazos que contemplan conexión vía Belice.

El Tren Maya va a cruzar la selva con estándares ecológicos del primer mundo, sin causar daños, y ambos trenes atraerán inversiones y fortalecerán la competitividad regional, y bla, bla, bla. Ya sabes… una vez salvados algunos desafíos, todo será miel sobre hojuelas. Eso sí, en el Índice de Percepción de la Corrupción 2024, México obtuvo una puntuación de 26 y Guatemala de 25, lo que coloca a México en el lugar 126 y a Guatemala en el 146 de 180 países. Just sayin’.

Aparte de eso, el 19 de agosto de 2025, el polémico proyecto insignia del gobierno socialista mexicano, el dichoso Tren Maya, se descarriló en el tramo Mérida-Cancún. No fue un pequeño percance como el de Quiñónez y Morales, sino un problema grave de infraestructura. No fue falta de mantenimiento, sino que fueron los pernos, dijeron las autoridades mexicanas.

Ahora, no vayas a creer que es el primer descarrilamiento que sufre aquel tren. El primero fue en marzo de 2024, hubo otro en enero de 2025, además del que hubo recientemente. ¿Vas a creer que es posible que haya sido porque los constructores metieron material de mala calidad? ¿En México? ¡Naaaaaa!

La aventura ferroviaria mexicana, además, es un money pit. Entre pérdidas y sobrecostos, va costando 594 mil millones de pesos, que equivalen a unos 291 mil 60 millones de quetzales. ¿Cuánta plata pierde el Tren Maya al día? Unos 37 millones de pesos, que equivalen aproximadamente a 18 millones 130 mil quetzales. ¡Al día! Por cierto, ¿sabes qué es un money pit? Es una pérdida constante de recursos financieros, como una casa que necesita frecuentes reparaciones, o mejoras costosas… o un tren que circula por estaciones a medio construir, con vagones vacíos… y que se descarrila.

Yo digo que el descarrilamiento del 19 de agosto de 2025 y las cifras millonarias que se desperdician en el Tren Maya son una red flag para los tributarios chapines.

A ratos, yo de verdad quisiera creer que bisnes así, como el del Tren Maya y el Tren Interoceánico de los gobiernos mexicano y chapín, van a estar a la altura de las promesas; pero en este espacio escribo desde el pensar y no desde el sentir. Veo que México es México y que la Administración Arévalo no puede poner unas gradas eléctricas con rapidez razonable, ni puede darles mantenimiento básico a las carreteras (ni siquiera puede chapear los camellones).

@luisficarpediem

Yo digo que el descarrilamiento del 19 de agosto de 2025 y las cifras millonarias que se desperdician en el Tren Maya son una red flag para los tributarios chapines #trenmaya #tren #biosferamaya #luisfi61 #corrupcion

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El niño que hay en mí quisiera creer; pero… ¿cómo va el metro que ofreció Arévalo en mayo del 2025? ¿Cómo van los desastres de los puertos? La operación del aeropuerto va a salir costosísima para que la administre la organización en la que trabaja el hermano del presidente. La última vez que fui a Takalik Abaj me tomó siete horas para ir, y ocho para volver. ¡Pero va a haber Tren Maya!… y la Luna es de queso y Marte es de hule.

Columna publicada en República.


01
Ago 25

Agua a salvo, III

 

Recuerdas, ¿verdad? «Sin agua no somos nada» es la frase que inspiró esta serie de artículos sobre la legislación de aguas. Hoy voy a abordar las características que debería tener una legislación de aquella naturaleza para que respete la propiedad y la libertad, proteja el ambiente y favorezca el desarrollo social.

Pero no lo hago en un vacío filosófico ni práctico. Para ello me baso en principios como el de que el derecho surge a partir de las interacciones y conflictos entre individuos, no necesariamente de la intervención de un Estado, bien explicado en el libro «Fundamentos praxeológicos del derecho», de Ricardo Rojas; y en las experiencias del Property and Environment Research Center.

Lago de Amatitlán.

Una legislación de aguas alineada con aquellos principios y experiencia debería:

Definir claramente los derechos de propiedad:
Establecer derechos de propiedad transferibles sobre cuerpos de agua (ríos, lagos, manantiales) o derechos de uso específicos (por ejemplo, para riego, pesca o turismo). Estos derechos pueden asignarse a individuos, comunidades u otras formas de organización, según el contexto. Ejemplo: Similar a los mercados de agua en el oeste de los EE. UU., donde los agricultores pueden vender derechos de agua a municipios o empresas turísticas, una legislación en Guatemala podría facilitar que comunidades locales gestionen manantiales o ríos no navegables.

Mecanismos de mercado para la asignación:
Facilitar el surgimiento de mercados de agua donde los derechos puedan comprarse, venderse o arrendarse, asegurando que el agua se destine a los usos más valiosos (agrícolas, turísticos, domésticos). Esto fomenta la eficiencia y reduce conflictos. Ejemplo: Un agricultor podría vender parte de sus derechos de agua a una empresa turística que desee preservar un lago para actividades recreativas.

Responsabilidad por daños ambientales:
Establecer normas claras que responsabilicen a los propietarios o usuarios por la contaminación o degradación de las aguas. Esto incluye multas, compensaciones o la obligación de restaurar (por ejemplo, tratar aguas negras o reforestar riberas). Basado en «Los fundamentos…», los tribunales privados o sistemas de arbitraje podrían resolver disputas, evitando la burocracia estatal.

Incentivos para la conservación:
Podrían considerarse beneficios fiscales o económicos a los propietarios que implementen prácticas sostenibles, como sistemas de tratamiento de aguas negras, reforestación de riberas o mantenimiento de cauces. Ejemplo: PERC propone que las tarifas de entrada a parques nacionales se usen para financiar su mantenimiento. En Guatemala, los ingresos por el uso de aguas (por ejemplo, en turismo) podrían ser reinvertidos en la conservación.

Descentralización y participación comunitaria:
Facilitar que las poblaciones locales gestionen sus recursos hídricos mediante acuerdos voluntarios, como propone Rojas. Esto respeta el conocimiento local y fomenta la cooperación. Ejemplo: Comunidades indígenas en Guatemala podrían tener derechos sobre manantiales cercanos, gestionándolos según sus tradiciones y necesidades. Hay que entender mejor las experiencias en Totonicapán, donde las poblaciones han desarrollado sistemas comunales exitosos para la preservación de bosques y fuentes de agua, con comités de vigilancia y guardabosques que integran el manejo hídrico con la conservación ambiental. En La Fragua (y otras localidades de Zacapa) hay experiencias valiosas sobre la admnistración del agua por parte de los usuarios. 

Flexibilidad para diferentes tipos de aguas:
Es necesario reconocer que cada tipo de agua (marítimas, lacustres, ríos navegables, no navegables, manantiales, aguas negras) requiere enfoques específicos. Por ejemplo: Aguas marítimas: Gestionadas mediante derechos de pesca o navegación, como las cuotas transferibles individuales propuestas por PERC. Lagos y ríos: Asignar derechos de uso a comunidades o empresas, con obligaciones de reforestación y mantenimiento. Aguas negras: Promover sistemas privados de tratamiento, incentivados por beneficios económicos.

Minimización de la intervención estatal:
Limitar el rol de políticos y burócratas a garantizar los derechos de propiedad y resolver disputas graves, dejando la gestión diaria a los propietarios y usuarios. Evitar regulaciones uniformes que ignoren las particularidades de cada cuerpo de agua, como se critica en «Los fundamentos…».

Promoción del desarrollo social:
Explorar la conveniencia de que los mercados de agua incluyan mecanismos para proteger a las poblaciones vulnerables, como subsidios cruzados o derechos prioritarios para el consumo humano. Fomentar la inversión privada en infraestructura hídrica (por ejemplo, sistemas de riego o plantas de tratamiento), lo que impulsa no solo la conservación del agua, sino la creación de riqueza.

En última instancia, una legislación de aguas anclada en la propiedad privada y la libertad no es solo un marco teórico: es la clave para transformar un recurso disponible en un motor de prosperidad compartida, donde cada gota cuente para un futuro sostenible y justo para los guatemaltecos.

Columna publicada en República.


25
Jul 25

Agua a salvo, II

 

La semana pasada expliqué cuatro motivos por los cuales las aguas no deben ser estatizadas, con base en la frase Sin agua no somos nada. Argumenté que no hace falta una legislación de aguas que estatice el líquido vital y expuse la perspectiva praxeológica del derecho de aguas, así como otras experiencias.

Lago de Amatitlán de noche.

Prometí que hoy comentaría por qué la estatización de las aguas y su manejo son peligrosas para la conservación del líquido vital, para su buena administración, para el ambiente y para el desarrollo social.

La estatización de las aguas sería perjudicial por las siguientes razones, a partir de las aportaciones del libro Fundamentos praxeológicos del derecho y del Property and Environment Research Center:

Conservación del agua: La falta de derechos de propiedad claros lleva a la sobreexplotación y contaminación. Por ejemplo, los ríos en Guatemala, como el Motagua, sufren contaminación por aguas negras y otros desechos debido a la falta de responsabilidad directa. El PERC argumenta que los propietarios privados, al tener un interés económico en el recurso, invierten en su conservación (por ejemplo, al limpiar un lago para turismo). La gestión estatal a menudo no logra monitorear ni sancionar eficazmente a los contaminadores, menos aún si la contaminación proviene del propio Estado (como desde las municipalidades), lo que degrada la calidad del agua.

Buena administración: La centralización estatal, como se desprende de la praxeología, ignora el conocimiento local y las necesidades específicas de las comunidades. Por ejemplo, un manantial en una población rural podría gestionarse mejor por los habitantes locales, que conocen sus necesidades, que por un ministerio en la capital. El PERC señala que los mercados de agua, basados en derechos de propiedad, permiten una asignación más eficiente. En contraste, la gestión estatal en Guatemala es lenta y politizada, lo que dificulta responder a crisis como sequías o contaminación.

Ambiente: La estatización desincentiva la reforestación y el mantenimiento de riberas, a pesar de las obligaciones constitucionales. Los usuarios, al no ser propietarios, carecen de motivación para invertir en estas tareas. El PERC ha documentado casos en los que poblaciones con derechos de propiedad sobre recursos naturales (como bosques, o ríos) implementan prácticas sostenibles, como la reforestación, porque obtienen beneficios directos. La contaminación de aguas negras, un problema grave en Guatemala, se agrava por la falta de sistemas de tratamiento efectivos, que podrían desarrollarse más rápido mediante inversiones privadas incentivadas por derechos de propiedad. Aquí, los edificios están obligados a tratar las aguas, pero luego las aguas tratadas se mezclan con las negras.

Desarrollo social: La estatización limita el acceso equitativo al agua, ya que el Estado puede favorecer a ciertos grupos (por ejemplo, grandes empresas agrícolas) sobre poblaciones locales. La perspectiva praxeológica argumenta que los acuerdos voluntarios entre individuos, basados en derechos de propiedad, generan un orden social más justo. El PERC destaca que los mercados de agua permiten a las poblaciones negociar derechos, lo que favorece que el agua llegue a quienes más la necesitan (por ejemplo, para riego en poblaciones rurales), fomentando el desarrollo económico y social.

La semana próxima abordaré qué características debe tener una ley de aguas que respete la propiedad y la libertad, proteja el ambiente y favorezca el desarrollo social.

En conclusión, la estatización del agua no solo amenaza su conservación y manejo eficiente, sino que también frena el desarrollo social y ambiental. Solo a través de la libertad y la propiedad privada podemos garantizar un futuro donde el agua, que es un recurso precioso, sea protegido y aprovechado con justicia.

Columna publicada en República.


18
Jul 25

Agua a salvo, I

 

Sin agua no somos nada, dice un eslogan de poray; y por eso es que los guatemaltecos no necesitamos más ley de aguas, que las disposiciones constitucionales y las del Código Civil [artículo 124, transitorio] que ya existen. No necesitamos la estatización de las aguas, porque ya sabemos cómo van la estatización de la educación, la salud, los puertos y las carreteras; y porque recordamos muy bien cómo iban la estatización de las telecomunicaciones y la de la energía eléctrica.

El lago de Amatitlán es asesinado todos los días porque es de todos.

La experiencia de Totonicapán —para citar un ejemplo— nos recuerda que el derecho no depende intrínsecamente de la intervención de una autoridad pública. Ricardo Rojas, en su libro Fundamentos praxeológicos del derecho, explica que desde la perspectiva de la ciencia que estudia la acción humana podemos entender el derecho como parte de los procesos de intercambio social. Entonces, el derecho surge a partir de las interacciones y conflictos entre individuos, no necesariamente de la intervención de un Estado. El derecho en general y el derecho de las aguas en particular pueden ser estudiadon como fenómenos que surgen de las decisiones y acciones individuales, en lugar de ser vistos sólo como conjuntos de normas impuestas por una autoridad estatal, según explica Rojas.

En esa dirección, la experiencia y estudios realizados por el Property and Environment Research Center evidencian que los derechos de propiedad y los mercados son herramientas efectivas para mejorar la calidad ambiental, en contraposición a las regulaciones gubernamentales invasivas. El PERC ofrece investigaciones valiosas sobre mercados de agua para asignaciones más eficientes, como flujos en ríos; y concluye que los derechos de propiedad privada fomentan la gestión responsable de los recursos; los subsidios gubernamentales a menudo dañan el medio ambiente; los incentivos de mercado motivan a los individuos a conservar recursos y proteger la calidad ambiental; y que los contaminadores deben ser responsables por los daños que causan.

Dicho lo anterior, te comparto cuatro motivos por los cuales las aguas no deben ser estatizadas; y la semana entrante te contaré por qué es que la estatización de las aguas y la de su manejo son peligrosas para la conservación del líquido vital, para su buena administración, para el ambiente y para el desarrollo social.

PERC enfatiza que los recursos de acceso público, como las aguas estatizadas, tienden a sobreexplotarse porque nadie tiene incentivos claros para conservarlos. Por ejemplo, el lago de Amatitlán ha sido asesinado porque es de todos (y no es de nadie), los usuarios han abusado de él sin considerar los costos a largo plazo.

Desde la praxeología, Rojas argumenta que las decisiones estatales no reflejan las preferencias individuales, ni las necesidades locales. El Estado, al gestionar las aguas desde la política, impone regulaciones uniformes que ignoran las particularidades de cada cuerpo de agua (un río navegable vs. un manantial). Esto reduce la eficiencia y desincentiva la innovación en la gestión.

¡Sorpresa! La gestión política de las aguas, como señala PERC, a menudo está sujeta a ineficiencias burocráticas y decisiones de poder. En Guatemala, la falta de recursos y la corrupción pueden impedir una administración efectiva, resultando en ríos contaminados, o lagos (como Amatitlán) que no se recuperan pese a la intervención estatal.

Aunque la Constitución dice que el aprovechamiento de las aguas debe servir a la comunidad, la gestión estatal suele priorizar intereses políticos, o económicos de corto plazo (por ejemplo, otorgar concesiones a industrias contaminantes). Esto contradice el principio praxeológico de Rojas de que el orden social surge de acciones individuales coordinadas, no de imposiciones centralizadas.

En conclusión, la estatización de las aguas no es solución. Confiar en los derechos de propiedad y los mercados, como demuestra la experiencia, fomenta una gestión responsable y eficiente. Si queremos preservar el agua, el camino es dejar que las acciones individuales, guiadas por incentivos de mercado y responsabilidad, lideren el cambio, no las burocracias estatales que han fallado una y otra vez.

Columna publicada en República.


11
Jul 25

Temblores y caprichos tuiteros

 

En el contexto de la seguidilla de temblores del martes pasado, varios medios de comunicación reportaron que el presidente, Bernardo Arévalo, dijo que se suspendía el trabajo presencial en el sector privado y en el gobierno. Como el Presidente no tiene facultades legales para hacer eso, sin acudir a una declaratoria de estado de excepción, me apresté a preguntar en X: ¿Desde cuándo puede un Presidente hacer eso sin declarar estado de emergencia?.

Hay mucho «brainrot poray». La ilustración la tomé de Facebook.

Un tuitero me contestó, rápidamente, que Desde hoy. Ahora métase su legalismo por donde le quepa. Otro escribió: Desde que la constitución le da el poder para procurar a los ciudadanos de una nación. Ignorante. Uno más acusó: Desde ayer, netcentero. Otro más espetó: Ni mierda les gusta. Sentido común le llamo yo. Todo esto suena como Traralero Tralalá y Bombardino Cocodrilo.

El primero es el mismo que, hace unos días, cuando escribí que No es cuestión de que haya un estatismo bueno, un estatismo malo, comentó que todos los países tienen Estado, al confundir Estado con estatismo. Evidencia de que desconoce que estatismo es una doctrina política que defiende la preeminencia del gobierno sobre otros ámbitos de la sociedad, incluyendo la economía y la cultura. El estatismo implica una exaltación del poder y la importancia del Estado, a menudo por encima de los individuos. Pero claro, su gatillo feliz lo hizo disparar desde el sentir, y no desde el pensar. Este individuo cree que la protección a los derechos individuales y el estado de derecho son meros legalismos que pueden ser ignorados desde la Presidencia. Cree que el Título II, Capítulo I de la Constitución es un legalismo cualquiera y que una ocurrencia presidencial tiene más valor que la ley constitucional.

En cuanto al segundo… ¿qué quiere decir la frase poder para procurar a los ciudadanos? Ni me detengo aquí. El tercero va como el primero, cree que la ley está de adorno y que aquí se debe hacer lo que el Presidente quiere (¿cualquier presidente, o solo el de su preferencia?). ¡Un dictador es lo que quiere esta gente! El cuarto confunde el sentido común con la imprudencia y la arbitrariedad, y sospecho que cree que respetar la legislación de orden público es cuestión de gustos, preferencias, caprichos y ocurrencias. Es cierto que esa legislación es anticonstitucional, pero es legislación vigente. Esto da para otra columna.

¡Menos mal que, al rato de la conferencia de prensa, el Presidente y su equipo se dieron cuenta del error! Y se aclaró que la suspensión no era general. A pesar de los tuiteros la Administración aclaró que la suspensión de actividades se dejaba a discreción de cada organización, en la medida de sus necesidades.

Estas meditaciones vienen al caso porque da alguito de miedo que haya una opinión pública ruidosa que sea tan entusiasta en la defensa de la arbitrariedad, el capricho y el desatino cuando se trata de defender al Presidente (sobre todo si es el de su preferencia) y cuando se trata de imponer sus criterios de seguridad sobre los demás.

A Benjamin Franklin se le atribuye la frase: Quien renuncia a su libertad por seguridad, no merece ni libertad ni seguridad; y es lo que ocurre cuando hay gente que cree que hay que encerrar a los demás porque tiembla, y hay que prohibir que las personas velen a sus muertos porque hay un virus que se transmite por la vía respiratoria.

A veces son chistosas las opiniones ocurrentes en redes sociales -pero cuando los autores de esas opiniones no ven mal que se violen la vida, la libertad y la propiedad de otros para conseguir objetivos que los tuiteros consideran valiosos (como no ir a trabajar porque tiembla, en un país sísmico) y encima presumen un nivel casi nulo de conocimiento sobre el rol de la ley y del uso moral del poder político- pues… eso da grima y es peligroso. Ese es el caldo de cultivo de las dictaduras.

Columna publicada en República.


04
Jul 25

Mayas cosmopolitas

 

La primera vez que fui a Kaminaljuyú fue cuando estaba en Segundo Básico, con el colegio, y recuerdo muy bien que el guía nos metió por los túneles. Incluso pasamos por una tumba en la que vimos un esqueleto aplastado, como de papier mâché. Regresé años después y ya no era posible visitar aquel enterramiento.

Tojín en la nueva excavación de Kaminaljuyú.

Llevé a mis sobrinos cuando eran niños y voy allá de cuando en cuando  con visitantes extranjeros, y me sorprende que haya mucha gente que, o no sabe de su existencia, o no se motiva a ir. Es un paseo muy agradable en medio de la ciudad de Guatemala.

Hace ocho días volví en compañía de la economista Deirdre McCloskey y mi amiga Lissa. ¡Y tuve la dicha de que nos guiara la mismísima Bárbara Arroyo, arqueóloga del proyecto! También nos acompañaron Gloria y Tojín, miembros de su equipo.

Estructura con ventanas en Kaminaljuyú.

Aprendí novedades de El Cerro de los Muertos. Resulta que muchos de los saqueos de tumbas son precolombinos y se pueden atribuir a rebeliones. En algún momento de esa ciudad importante, la élite religiosa dejó de cumplir con su función de hacer que lloviera y fue sustituida por dirigentes más seculares. Recientemente, mucho se ha aprendido del sistema hidráulico de la ciudad, que es fascinante.

En su mejor momento, los habitantes de aquella ciudad maya controlaban rutas comerciales y toda la meseta que actualmente ocupa la capital chapina; además, la ciudad era importante por el comercio de obsidiana.

Piscina para el espejo de agua en La Palangana.

Los habitantes de Kaminaljuyú tenían una conexión fuerte con los de Teotihuacán, y era una ciudad cosmopolita. Estructuras arquitectónicas de talud/tablero (propias de Teotihuacán) fueron construidas alrededor del año 400 e. c., y para doscientos años después debe haber habido un cambio político de tales dimensiones que aquel estilo arquitectónico fue cubierto. Los teotihuacanos «conquistaron» parte de la costa sur de Guatemala, porque querían cacao; en Kaminaljuyú, la relación era más comercial y a nivel de élites.

El viernes pasado visitamos una nueva estructura, que está siendo excavada y pronto estará disponible para el público. Ahí, uno de los arqueólogos estaba limpiando tres esqueletos de perros o coyotes, que recientemente había descubierto junto a navajas de obsidiana y pezuñas.

En esta nueva excavación hay un edificio con «ventanas», algo que es único en la arquitectura maya. Hay estructuras similares en Tajín, pero allá son del Clásico Tardío, mientras que las de Kaminaljuyú son del Clásico Temprano. Todavía falta excavar más para entender cuál era la función de estas estructuras.

En el sitio hay un espacio conocido como La Palangana. Nunca me ha llamado la atención, pero en esta ocasión nos ofreció una sorpresa. Durante el apogeo de la ciudad, ahí había un espejo de agua y se puede ver claramente la «piscina». Debe haber sido magnífico ese espacio en aquella gran ciudad habitada por gentes de varias ciudades mayas.

Me encanta que en aquel sitio arqueológico todavía se encuentren novedades y se responda a preguntas sobre los mayas; y me encanta que se abran nuevos espacios para que los guatemaltecos puedan visitar el área y entender mejor la historia de sus habitantes y la de la meseta que ocuparon desde 1200 a. e. c. hasta después del 900 e. c.

Yours Truly, Lissa, Deirdre McCloskey y Bárbara Arroyo en Kaminaljuyú.

Kaminaljuyú no es solo un montón de montículos; es un testimonio vivo de nuestra historia, un lugar donde el pasado susurra actos y hechos que aún nos sorprenden. ¡Visítalo y déjate maravillar por la complejidad de los mayas en el corazón de la capital!

Columna publicada en República.


20
Jun 25

Derogatoria y triunfo moral

 

Ni la vida, ni la libertad, ni la propiedad de ningún hombre están a salvo cuando el Legislativo está reunido, dijo Mark Twain, y por eso no es bueno que se mida la efectividad de un Congreso por la cantidad de legislación que aprueba. Eso sí, de cuando en cuando, los diputados tienen la oportunidad de hacerse grandes y aprobar leyes que protegen la vida, la libertad y la propiedad contra la voracidad del gobierno y la de la sociedad.

La herencia no debería ser castigada con impuestos. La imágen la hizo Grok.

La derogatoria de la legislación sobre el impuesto de herencias, legados y donaciones es una de esas oportunidades que se pintan calvas … es decir, que hay que agarrarlas de frente y por los pocos pelos que tienen. ¿Por qué? Porque la derogatoria protege la economía de las familias guatemaltecas; elimina totalmente aquel impuesto castigador; exonera de impuestos, multas, intereses y recargos generados previamente al entrar en vigor la derogatoria. Por supuesto, no será aplicada a los impuestos pagados previamente, por eso urge su aprobación, para que no cause más daños. La derogatoria facilita y hace transparente la transferencia de bienes entre generaciones, y evita que las personas se vean motivadas a simular aquellas transferencias. Desde muchas perspectivas, la derogatoria es una ley de carácter moral.

Solo en ambientes muy perjudicados no hay acuerdo en que la familia es deseable como instrumento para la transmisión de la moral, la educación, los gustos y el conocimiento. Tus preferencias musicales, y de lectura, la religión, el agnosticismo o el ateísmo, tu afición por la historia, los deportes o la naturaleza, y tus convicciones en materia de vida, libertad y propiedad, seguramente vienen en buena parte de tu familia. Pero la herencia tiene detractores, aunque sospecho que es porque no se entiende su naturaleza, que mi estimadísimo Friedrich A. Hayek describe muy bien en Los fundamentos de la libertad.

La función familiar de transmitir patrones y tradiciones está íntimamente ligada a la posibilidad de transmitir bienes materiales, dice Hayek. Y agrega que los individuos deben ser libres para hacer llegar a sus descendientes o a otras personas los indicados bienes de carácter material. Hayek explica que es la mejor forma de encauzar el instinto natural de los padres de dotar lo mejor que puedan a las nuevas generaciones, y que parece que no existe razón sensible para limitar la acción a los beneficios no materiales.

Agrega el maestro que, si queremos hacer el máximo uso de la natural parcialidad de los padres por sus hijos, no debemos impedir la transmisión de la propiedad. Parece cierto que, entre las muchas fórmulas existentes para que ganadores de poder e influencia provean a sus descendientes, la más barata, en el aspecto social, con gran diferencia, es la transmisión de la fortuna. De no existir dicho expediente, los hombres buscarían otras maneras de proveer a sus hijos, tales como colocarlos en una situación que les proporcionara la renta y el prestigio que una fortuna les hubiera dado, originando con ello un despilfarro de recursos y una injusticia mucho más tangible que la que causa la transmisión del patrimonio familiar.

A aquellas ventajas, añade que la herencia constituye un medio básico para mantener el capital e inducir a su acumulación. ¡Y por supuesto que quieres mantener e inducir a la acumulación de capital! Porque el capital no es dinero en una bóveda como el de Rico McPato. Capital son aquellos recursos que las personas utilizan en procesos productivos para satisfacer necesidades de manera más indirecta, por medio de métodos que requieren tiempo y un proceso productivo.

@luisficarpediem

¡Bienvenida la derogatoria de la legislación sobre el impuesto de herencias, legados y donaciones! Que los diputados no dejen pasar esta oportunidad de proteger la libertad y el esfuerzo de las familias guatemaltecas, porque la herencia no es un privilegio, ¡es un derecho! #impuestos #herencia #legado #donacion #patrimonio #libertad #derecho #diputados #luisfi61 #legislacion

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En fin… ¡Bienvenida la derogatoria de la legislación sobre el impuesto de herencias, legados y donaciones! Que los diputados no dejen pasar esta oportunidad de proteger la libertad y el esfuerzo de las familias guatemaltecas, porque la herencia no es un privilegio, ¡es un derecho!

Columna publiada en República.


30
May 25

Burócratas contra los niños

Antes de discutir cualquier merecimiento que los maestros del sector estatal crean que tienen, todo elector, tributario y, especialmente, todo padre de familia que depende de ellos para la formación de sus hijos debe tener en cuenta el siguiente dato: solo dos de cada diez estudiantes de secundaria del sector estatal tienen las habilidades esperadas en matemáticas y escritura; y en lectura, solo tres de cada diez de aquellos estudiantes tienen las habilidades esperadas.

La ilustración la tomé de Facebook.

¿Quieres otro dato? En primaria, solo cuatro de cada diez estudiantes del sector público tienen las habilidades esperadas en lectura, escritura y matemáticas. ¿Viste? Mientras más tiempo pasan en la escuela, más se deterioran sus habilidades?

Dicho lo anterior, ¿qué méritos reclaman los burócratas miembros del Sindicato de Trabajadores de la Educación de Guatemala? Digo burócratas porque el Ministerio de Educación es el mayor empleador de trabajadores en toda Centroamérica (eso oí el martes, 28 de mayo, en Emisoras Unidas a las 3:10 p. m.). Con excepciones honrosas —de maestros con vocación, para quienes la educación y los niños son prioridad—, lo que hay en el magisterio estatal es una costra nostra de burócratas para los cuales lo más importante es el depósito de fin de mes y cualquier privilegio que puedan conseguir por medio del pacto colectivo, a cambio de la menor cantidad de horas trabajadas al año.

Nos engañamos si creemos, de verdad, que la educación en manos de políticos y burócratas forma personas integrales, capaces de florecer en un mundo tan cambiante, ¡tan cambiante y retador! como el que estamos viviendo.

Por lo pronto, entre 100 y 150 miembros del STEG están acampando en la Plaza de la Constitución junto a un tiradero de cruces que ya tiene años de estar ahí. El motivo inmediato es que no están conformes con el aumento del 5 % que —con dinero tomado de los tributarios— les otorgó su empleador, el Ministerio de Educación. Y, por supuesto, los sindicalistas quieren más (¡15 %!) y no quieren que el aumento se dé al margen del pacto colectivo que no están negociando, sino intentando imponernos a quienes pagamos los costos de sus caprichos.

Como el pacto está atorado, te recomiendo que veas el programa de Emisoras Unidas citado; ahí, el licenciado Rony Linares explicó claramente cuál es el procedimiento legal para desentrampar la discusión de aquel pacto y seguir adelante sin perjudicar a los padres de familia y a los niños que no tienen otro palo en qué ahorcarse que el sistema estatal de educación.

La administración semillera (¿todavía se le puede llamar así?) hace bien en no acceder al chantaje del sindicato. Está monitoreando 35,922 centros educativos para evaluar los efectos de las protestas. Supuestamente, hay 700 denuncias por ausencia de los trabajadores de la educación, y Mineduc ya podría empezar a levantar las actas correspondientes para sancionar a los sindicalistas que no cumplan con el calendario escolar y la protección del interés superior de los niños.

Independientemente de todo aquello, ¿no te parece fascinante que los semilleros tengan que lidiar con el tipo de movimientos que la izquierda alcahuetea tradicionalmente? La educación controlada por políticos y burócratas, así como el sindicalismo en el sector estatal, son joyas preciosas en el estuche de monerías del lado más colectivista del espectro político.

@luisficarpediem

Nos engañamos si creemos, de verdad, que la educación en manos de políticos y burócratas forma personas integrales, capaces de florecer en un mundo tan cambiante, ¡tan cambiante y retador! como el que estamos viviendo #educacion #magisterio #estatismo #burocracia #luisfi61 #peligro

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En un mundo ideal, y esto se aplica también a los maestros en el sector privado, todo padre de familia debería conocer bien qué es lo que le están enseñando (metiendo en la cabeza) a sus hijos en la escuela o en el colegio. Debería leer sus libros y sus apuntes. Conversaría con ellos acerca de los temas y abordaría a los maestros y directores. Tal vez los odiarían en la escuela o en el colegio, pero los padres no deberían entregarles así nomás las mentes de sus hijos. No deberían entregarles sus espíritus para que los deformen, los uniformen y los aplasten. Porque, si puede ocurrir en colegios privados, ¿qué crees que sucede en las escuelas que manejan los trabajadores del STEG?

Columna publicada en República.


23
May 25

Historia tras un peso de plata

 

Paseando iba yo por la calle principal de Chajul, cuando me llamó la atención una señora muy elegante que lucía un chachal galán y la pieza principal de aquel collar era un peso, de plata, con la efigie de Rafael Carrera. No pude evitar ver con atención la moneda y, al notarlo, la señora me dijo: Él sí fue buen presidente.

Piety, Power and Plitics, por Douglas Sullivan-Gonzalez.

Entonces me di cuenta de lo poco que sabía de Racacarraca, apodo que le dieron los liberales constructivistas. ¿Por qué ese apodo? Porque se decía que no sabía escribir y que firmaba de esa forma. Pero eso no es cierto.

Como la vida da giros fascinantes, el año pasado mi amiga, Rachel, me regaló Piety, Power and Politics, libro de Douglas Sullivan-Gonzalez. De mis clases de historia más tempranas, recuerdo que uno estudiaba que Mariano Gálvez había fracasado en su gobierno porque había prohibido los enterramientos en las iglesias, había impuesto el Código de Livingston y había sido acusado de envenenar las aguas con Vibrio cholerae. Creo que la historia ha sido injusta con Gálvez y que debería ser mejor valorado.

Algo que no sabía es que Carrera enfrentó revueltas indígenas por sacar los cementerios de las poblaciones y la prohibición de los enterramientos en las iglesias. Yo pensaba que este último asunto se refería a enterramientos eventuales, como los que uno ve en iglesias notables en la ciudad de Guatemala. Pero no… esos enterramientos eran generalizados, se hacían bajo el suelo de las iglesias y en los patios en circunstancias higiénicas deplorables.

S-G cita a John Lloyd Stephens, a quien se le heló la sangre durante la sepultura de un niño, debido a que, para que el piso de la iglesia no se hundiera, el enterrador aplastó el cuerpo de forma brutal. En muchos casos, los enterramientos se hacían de forma tan hacinada que emanaban fetidez y ponían en riesgo la salud.

Tanto los liberales constructivistas como los conservadores en tiempos de Carrera enfrentaron revueltas por la prohibición de aquellos enterramientos y por el traslado de los cementerios a las afueras de las poblaciones, ya que a los indígenas les gustaba tener a sus muertos cerca. Esto no sorprende porque S-G cita a Linda Schele y a David Freidel para explicar que los mayas clásicos enterraban a sus muertos bajo piedras de sus patios, de modo que sus ancestros pudieran estar cerca de los vivos.

Esto no es raro en la humanidad. S-G cuenta que en Francia, entre los siglos XVII y XVIII, los muertos eran enterrados en iglesias y en cementerios bien integrados a las poblaciones, de modo que los muertos continuaran siendo parte de la comunidad. Allá también hubo revueltas, al grito de ¡Muerte al cementerio!, contra las disposiciones revolucionarias que prohibían aquellas prácticas.

¿Por qué te cuento esto? Porque la semana pasada, Ricardo Sondermann ofreció una conferencia sobre Winston Churchill en la Universidad Francisco Marroquín y recordó que el Bulldog Británico recomendaba estudiar historia. Esa era mi materia favorita en el colegio y en la universidad; y su estudio, sobre todo cuando uno ve detalles —como las revueltas citadas, que siempre creí que se daban solo en tiempos de los liberales constructivistas, pero que también tuvieron que enfrentar los conservadores—, siempre es fascinante.

Dice S-G que, aunque el triunfo de Carrera benefició algunos intereses de la iglesia, muchos curas se vieron perjudicados. Por siglos, los clérigos habían lucrado con la religión popular y habían favorecido los enterramientos en las iglesias (a cambio de pagos); pero para 1830 y 1850, el conocimiento científico advertía del peligro sanitario, lo cual no evitaba los enterramientos clandestinos.

Un peso, con la efigie de Rafael Carrera.

¿Qué podemos aprender? Que las reformas que ignoran las normas culturales profundamente arraigadas tienden a fracasar, porque subestiman el conocimiento implícito en las tradiciones. Las intervenciones estatales que buscan imponer soluciones universales, sin considerar el conocimiento local y las tradiciones, suelen generar consecuencias no intencionadas, como revueltas, o prácticas clandestinas. La historia, con sus detalles y matices, nos enseña que el cambio debe dialogar con la cultura, no imponerse sobre ella.

Columna publicada en República


09
May 25

Mercado, no legislación de aguas

 

En la Segunda avenida y tal vez 12 calle de la zona 1 hay una esquina en ruinas que tiene una apariencia extraña. Una estructura parecida hay en algún punto entre la iglesia de San José y la Calle Martí. Ambas tienen tuberías de barro y en la de la Segunda avenida se ven agujeros en aquellas tuberías.

Caja distribuidora de agua entre la iglesia de San José y la Calle Martí.

Ambas estructuras son cajas o estaciones de distribución de agua de cuando el líquido vital bajaba por el acueducto de La Culebra; y los agujeros son de cuando la gente podía comprar una paja de agua. título que le otorgaba a su propietario una cantidad específica de aquel líquido. La paja de agua se usaba en contextos agrícolas y urbanos. ¿Por qué se llama paja? Porque históricamente el suministro equivalía a la cantidad de agua que pasaba de la tubería general, el inmueble del propietario del título, por un orificio del diámetro de una paja.

Te cuento esto porque la propiedad privada de las aguas es un concepto muy antiguo y enraizado. Ve tú a hablarles de cambiar el régimen de uso y disfrute del agua a la gente de Totonicapán y vienes a contarme cómo te fue. ¿Por qué digo las aguas y no el agua? Porque no todas las aguas son iguales. Cada tipo de agua tiene sus propias características objetivas (su química y su ubicación, por ejemplo) y sus características subjetivas (el uso y valor que tiene para sus usuarios).

Ya que llegamos hasta aquí, te dan atol con el dedo cuando te dicen que hace falta una ley de aguas; porque ley de aguas siempre ha habido en Guatemala y la más reciente -y aún vigente- es la que se halla en el capítulo V del Código Civil. En esos artículos se abordan las aguas de dominio privado, la propiedad de los álveos o cauces, las aguas subterráneas, las distancias a que pueden abrirse los pozos, la propiedad de las aguas alumbradas y lo relativo a los concesionarios mineros. El capítulo llama a una ley especial de aguas y regadíos; pero nótese que habla de ley, y no de legislación. ¿Y cuál es la diferencia? Que las leyes protegen los derechos individuales, en tanto que la legislación puede violarlos. Una ley de aguas propiamente dicha no debería violar la libertad y la propiedad en materia del líquido vital.

Sin embargo, no faltan los grupos de interés y los grupos políticos que promueven una legislación de aguas. ¿Con qué propósito? Con el de estatizar las aguas (y ya sabes que estatizar quiere decir entregarles a los políticos y burócratas el control) y para enriquecerse a fuerza de licencias, permisos y trámites con relación al uso y disfrute del líquido vital. ¿Para qué otra cosa iba a ser? ¿Para conservar y proteger el agua? Ya te digo… “te dan atol con el dedo”.

¿Qué hace falta para conservar y proteger el agua? Un mercado de aguas. ¿Por qué un mercado? Porque el mercado es lo que ocurre cuando se respetan la libertad, la propiedad y los contratos. ¿Quién duda que la mejor forma de proteger un bien con valor es en manos de su propietario? ¿Quién duda que lo que es de todos, es de nadie? El mercado, además, depende de precios y los precios son la información necesaria para asignar recursos de modo que no haya desperdicios. Mucha del agua de todos que desperdiciamos al día es desperdiciable porque pagamos su precio político, pero no su valor en el mercado.

Como en otras circunstancias, para resolver el problema del agua lo que se necesita es un ambiente de protección a la libertad, a la propiedad (los derechos al aprovechamiento) y al cumplimiento de los contratos. Los detalles de gerencia son eso y se resuelven mejor en ambientes habituados a la empresarialidad y a la innovación, que en los ambientes habituados a la maquinación política y a la mordida. La solución a las aguas no está en las regulaciones, sino en más libertad, propiedad y mercado.

Columna publicada en República.