En su columna de ayer, Alvaro Velásquez hizo con Ayn Rand algo distinto a lo que hizo con Friedrich A. Hayek. A este último lo hizo parecer como si fuera enemigo de la democracia y de la soberanía popular; sin tomar en cuenta lo que Hayek había escrito al respecto. Y el trato para Rand fue distinto, aunque igualmente manipulador; porque citó correctamente una idea suya, pero la puso tan fuera de contexto que -al lector incauto- puede llevarlo a conclusiones equivocadas.
Velásquez dice que Rand es individualista extrema y la acusa de que por ello está contra la democracia y los pobres; y para eso usa el siguiente párrafo, tomado de El manantial, una de sus novelas: Yo no reconozco el derecho de nadie a un sólo minuto de mi vida ni a ningún logro mío. No importa quién haga el reclamo, cuán grande sea su número o cuán grande sea su necesidad.
En este sentido, Rand coincide con Hayek al rechazar la posibilidad de que una mayoría (o una minoría, como normalmente es el caso) pueda votar para despojar a unos de lo que les es propio. Pero veamos en qué contexto objetivista ocurre la frase de la filósofa. Esto es muy importante porque, si en algo se esmera Rand, es en que sus ideas sean consistente y ella no escribe nada que no esté en armonía con el todo de su filosofía.
¿Qué es el individualismo, para Rand? Que nos lo explique ella, sin las manipulaciones de Velásquez. El problema básico que existe en el mundo hoy en día, es la elección entre dos principios: Individualismo y Colectivismo, dice Rand. El Individualismo sostiene que el hombre posee derechos inalienables que no le pueden ser arrebatados por ningún otro hombre, ni tampoco por cualquier número, grupo o conjunto de hombres. Por lo tanto, cada hombre existe por su propio derecho y para sí mismo, no para el grupo. Este es el contexto en el que Rand es individualista y la pregunta para el lector, a estas alturas, es ¿qué le parecería si usted no tuviera derechos inalienables, y que si los que tuviera le pudieran ser arrancados por cualquier individuo, grupo, o mayoría?
Rand explica que un sistema social es un conjunto de leyes que los hombres observan con el objeto de hacer posible la convivencia. Dicho código debe tener un principio básico, un punto de partida, de lo contrario no puede ser elaborado. El punto de partida es la pregunta: ¿El poder de la sociedad es limitado o ilimitado? Y el Individualismo responde: el poder de la sociedad está limitado por los derechos individuales del hombre. La sociedad sólo puede crear leyes que no violen estos derechos. Bajo un sistema individualista, un millón de hombres no pueden dictar una ley que disponga matar a un hombre, en beneficio de quienes legislan. Si a pesar de todo lo matan, violan la ley que protege su derecho a la vida y son castigados los responsables.
Yo no se usted; pero a estas alturas, todo lo que ha explicado Rand, en estos párrafos, me parece muy razonable. Es más, ¿por qué querría, uno, un sistema diferente? Claro, a no ser que uno prefiera principios distintos.
Esos principios diametralmente distintos son los del Colectivismo; sistema que sostiene que el hombre no tiene derechos; que su trabajo, su cuerpo y su personalidad pertenecen al grupo; que el grupo puede hacer con él lo que le plazca, en la forma que quiera, por cualquier motivo que el grupo haya decidido que es su propio bien. Por consiguiente, cada hombre existe sólo con el permiso del grupo y en beneficio del grupo.
Este es el tipo de régimen egorreductor; al cual o nos ajustamos todos, o nos hundimos todos, descrito por Velásquez en su columna. Ya la humanidad vivió en sociedades así: en la Alemania Nazi, en la Unión Soviética, en Europa Oriental, en China Popular, en la Camboya de Pol Pot, en la Cuba de Los Castro, en la Tanzania de Julius Nyerere, y así puede seguir la lista larga.
Rand explica que en el Colectivismo el poder de la sociedad es ilimitado. La sociedad puede crear las leyes que desee e imponérselas a cualquiera en la forma que quiera. En el Colectivismo un millón de hombres (o cualquiera que alegue representarlos) pueden dictar una ley que disponga matar a un hombre (o a alguna minoría) siempre que crean beneficiarse con su muerte. Su derecho a vivir no es reconocido. Bajo un sistema colectivista, los hombres tienen que agruparse unos con otros y el que pertenezca al grupo más grande en un momento dado, tiene todos los derechos, mientras que el perdedor (individuo o minoría) no tiene ninguno. Cualquier hombre puede ser amo absoluto o esclavo indefenso, según sea el tamaño del grupo a que pertenece.
¿Será por todo esto que a Velásquez le espanta tanto el Individualismo y prefiere un sistema egorreductor al que haya que ajustarse o en el que haya que hundirse? ¿Cuál sistema cree, usted lector, que favorece más a los pobres y que es más democrático? ¿Cuál protege a las minorías?
¿Qué prefiere, usted, un sistema que se apoya en el primer grupo de principios; u otra propuesta egorreductora, que se apoyara en el segundo grupo de principios?