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May 08

La tortilla volteada

El socialismo salvaje degrada el ambiente, explota a los trabajadores, contribuye a la crisis alimentaria, acaba con las prácticas ancestrales en la tierra, sirve a las transnacionales y a los intereses del imperio. ¿Broma?, no. Es la realidad de siempre. ¿Sorpresa?, no. Sobre todo para aquellos que no tienen los ojos tapados por la venda de la adoración al colectivismo y por la de la ideologización.

Hoy leo que las 60 familias de Chaleunsouk, un pueblo de hombres demacrados y mujeres encorvadas se dedican ahora al cultivo del árbol de caucho, al igual que miles de personas en el nordeste de Laos, una pequeña nación asiática. Todos esperan beneficiarse de la enorme demanda de caucho en la vecina China.

En su afán por apuntalar su floreciente economía, China se ha aprovechado de concesiones mineras y del talado de árboles en distintos rincones del mundo.

Ahora busca cultivos para alimentar a su gente y sus industrias. Empresas chinas están acaparando vastas extensiones de tierra en el exterior y han firmado contratos para la producción de alimentos.

Hagamos un alto para meditar. Tanto el Celeste Imperio como la pequeña Laos tienen gobiernos declaradamente socialistas. De corte comunista, claro, o puesto en otras palabras, de corte socialista real. No son países capitalistas; ni siquiera son neoliberales. ¡Son la mera macoya!

Ahora sigamos leyendo: El gobierno de Laos sostiene que el caucho es un milagro que sacará al país de la pobreza. Se espera que China consuma una tercera parte del caucho producido en el mundo hacia el 2020. Por entonces tendrá, seguramente, el mercado automovilístico más grande del planeta, con unos 200 millones de vehículos en sus carreteras. Pero como parte de este proceso, algunos agricultores laosianos están perdiendo sus tierras ancestrales o se han visto obligados a trabajar como peones en campos que fueron suyos.

Leyó usted bien…eso está ocurriendo en Laos y China. ¿Es posible que regímenes inspirados en el igualitarismo, el colectivismo, y otros valores altruistas contribuyan tan intensamente a la crisis alimentaria, y a otros males que suelen atribuírsele al capitalismo? Talvez esos males no son del capitalismo, sino del estatismo. ¡Aaaaaaaaaaaaah!

Por curiosidad, ¿se muere de ganas de seguir leyendo? Las firmas chinas son acusadas de conseguir concesiones para la producción de caucho, sin compensar a los agricultores. También se les acusa de violar las leyes y los derechos humanos, y de destruir el medioambiente. “Las compañías chinas del norte son todas dirigidas por maleantes”, afirmó Charles Alton, quien asesora sobre agronomía a varias agencias internacionales en Laos. Pero agrega que el norte de Laos se presta para esas situaciones de explotación, en vista de que “no hay regulaciones ni policías”. Los chinos niegan esas afirmaciones, pero también se abstienen de comentar. “No estoy al tanto de que las compañías chinas cometan irregularidades en el exterior. Pero las firmas chinas que quieren expandirse al exterior deben saber que es importante tener buenas relaciones con la gente de allí”, explicó Ju Hongzhen, presidente de la Asociación de la Industria del Caucho China.

¡Lo que faltaba!, ¿empresaurios sinverguenzas y mafiosos al amparo de regímenes colectivistas y estatistas? ¿Cómo es eso posible?

Y finalmente, desde el sureste asiático hasta África, los chinos cultivan palmas para aceite, eucaliptos, maíz, árboles de teca, caña de azúcar y caucho. Como sucede en Laos, las haciendas industriales son vistas como una pesadilla ecológica por unos y como una forma de salir de la pobreza por otros.

La crisis alimentaria y los altos precios del petróleo se deben, en buena parte, a que una gran porción de la humanidad (en China y en la India, por ejemplo) está saliendo de la miseria y la elevación del consumo eleva los precios. También se debe a que muchos gobiernos (como el de los Estados Unidos de América) han subsidiado la producción de cultivos para generar combustibles y con ello han desviado la producción de cultivos que antes se usaba para comer. ¿Qué papel juegan el colectivismo y el estatismo en todo este asunto?

¿Puede, usted -sin acudir a consignas de barricada ni a lemas ideológicos- entender qué está pasando aquí?