Mientras que Donald Trump, el presidente de los Estados Unidos de América, bailaba en Arabia Saudita, un terrorista suicida causó la muerte de 22 personas, entre ellas niños, al hacer explotar un artefacto de fabricación casera junto al estadio Manchester Arena. El presunto responsable es Salman Ramadan Abedi, un jóven de 22 años de edad.
Los padres de Salman, de origen libio, tenían una familia grande. Salman era el segundo hijo. Según algunos vecinos, la familia era muy religiosa. “Sólo vi a la madre una o dos veces en diez años. Ella siempre se quedaba encerrada en la casa y cuando la veía estaba cubierta con el velo”, dijo un vecino. Abedi había realizado un viaje de tres semanas a Libia antes del ataque y que comenzó a mostrar un “rostro de odio”.
Esta es una buena ocasión para leer Winning the Unwinnable War, de Elan Journo. La guerra contra el islamismo no va a ser ganada si los Estados Unidos de América y los países de Occidente pierden de vista el interés propio racional; y el hecho de que su primer compromiso es con la protección de la vida y de las libertades de sus nacionales. Una definición objetiva del interés racional de Occidente -como civilización- se hace más ineludible con cada atentado.
El islamismo es incompatible con la civilización y con la libertad; y hay que combatirlo con la seguridad de que Occidente tiene derecho a defenderse. Eso sí, desde una perspectiva digna de Occidente. Es decir, sin generalizaciones e identificando plena y objetivamente a los responsables en cada caso, de acuerdo con los distintos niveles de responsabilidad. Desde el derecho, y no desde la legalidad; es decir, alejados de cualquier tipo de leyes de Núremberg.
Además del que cité arriba, y si te interesan estos temas, te recomiendo -también- Nothing Less Than Victory, por John David Lewis.
Ayer el terrorismo islamista cobró 22 vidas en Manchester, ¿dónde cobrará las próximas si Occidente no detiene la barbarie?