Es muy común la creencia de que el Centro Histórico de la ciudad de Guatemala ha perdido vitalidad porque la gente mala incumple el reglamento para la conservación del patrimonio; pero hay otras causas más de fondo.
La conservación del llamado patrimonio histórico —al gusto de los que tienen la autoridad para imponer su gusto— carga a los propietarios con costos que a veces no pueden, o no quieren enfrentar, por cualquiera que sean los motivos.
- Esos costos no son sólo monetarios, no te creas. Muchas veces los costos incluyen lidiar con una burocracia arbitraria y caprichosa que aplica, o no aplica, los reglamentos a su antojo. Y no digamos que no falta el burócrata que pretende mordidas para que avancen los expedientes.
- La inseguridad en el llamado Centro Histórico es tan precaria como en otras áreas de la ciudad, con la desventaja, adicional, de que mucha gente mea donde le da la gana; grupos sociales creen que pueden empapelar paredes y pintarrajear en ellas; cualquiera acampa casi que donde le da la gana y escasea el agua.
- En general, la economía chapina no da para lujos como un Centro Histórico tipo europeo. Muchos bancos tuvieron sedes en la zona 1 y se retiraron. Muchos restaurantes intentaron asentarse ahí y fracasaron por falta de clientela sostenida. Si te pasas a vivir a un edificio, vaya uno a saber qué te toca de vecino.
Hago estas meditaciones porque me encantan la zona 1 y su carácter. Soy fan de la vida cultural y barrial de aquel espacio. Tengo amigos que viven ahí. Me encanta la historia. Valoro el catálogo arquitectónico que hay en el Centro Histórico. Suelo llevar visitantes que quedan enamorados del área. Como ahí con frecuencia. En casa, muchas veces hemos acariciado la idea de irnos a vivir a la zona 1, pero el olor a meados y los homeless nos quitan las ganas.
No es sólo que la gente mala no cumpla con el reglamento. Es que hay demasiadas regulaciones; muchas de ellas arbitrarias. Es que no se respeta el derecho de propiedad. Es que en el Centro y en todas partes del país las autoridades no cumplen con sus funciones más elementales. Es que la productividad tiene una cadena con bola en los tribunales de justicia, en la Superintendencia de Administración Tributaria, en el Ministerio de Ambiente y en casi toda la administración estatal.
En materia de conservación, hay ideas que no deben ser ignoradas:
- Un Centro Histórico de revista, al gusto de los que tienen el poder de imponer su criterio, es un lujo.
- Hay que responder objetivamente a la pregunta: ¿A quién le pertenece el pasado?
- Esta tamibén: ¿Deben los intereses colectivos prevalecer sobre los derechos individuales?
- ¿Es moral cargar a todos los tributarios con los costos de que el Centro se vea como un grupo de personas quiere que se vea?
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