El mausoleo de don Manuel Estrada Cabrera, en el Cementerio General de Quetzaltenango, ha sido saqueado poco a poco. Ya se llevaron casi todas las barandas de hierro que rodeaban el hermoso edificio.
En ese panteón también están enterrados la madre del expresidente, doña Joaquina; la esposa del exmandatario, Desideria; y sus hijos, Diego y Francisco.
El despojo comentó hace años. La última vez que estuve ahí fue en octubre de 2019 y todavía quedaba buena parte de aquella estructura férrea. Me acuerdo muy bien de la primera vez que fui, ca. 1980 cuando ese lugar todavía conservaba todos sus elementos y su señorío clásico.
Los chatarreros y los vándalos siguen depredando la memoria histórica en todos los cementerios; y también en bulevares, avenidas y dondequiera que puedan conseguir metales para vender. Bajo las narices de las autoridades, ¡Por supuesto!
El mausoleo de Estrada Cabrera es uno de los más hermosos que hay y -con todo y que fue un dictador- es innegable que los 22 años de gobierno de don Manuel han marcado profundamente a sucesivas generaciones de chapines. Estrada Cabrera fue presidente del 8 de febrero de 1898 al 15 de abril de 1920. Durante su presidencia ocurrieron el estallido del volcán Santa María en 1902; los terremotos de 1917 y 1918; y la gripe española.
Claro que no solo su tumba merece respeto; sino todas las que están a resguardo del Ministerio de Salud y las municipalidades. A la tumba de mi bisabuela, Gilberta, le robaron la lápida en el Cementerio General de la ciudad de Guatemala; y en ese mismo lugar, a la de mi bisabuela, Adela, le rapiñaron todo el bronce y el hierro que tenía. Así fue desnudado el sepulcro monumental de Justo Rufino Barrios, me recordó mi cuate, Rodrigo.
Y eso pasa con los sepulcros de miles de familias.
@luisficarpediem
¿Quién le pone un alto a esto?
Gracias a Luis Andrés Schwartz por la pista.