¿Te shockeó la noticia de que en Guatemala hay 3 mil escuelas estatales sin valijas didácticas? Pues no debería. ¿Por qué es que la educación en manos de políticos y burócratas iba a ser diferente a la salud, las carreteras, los aeropuertos y otros servicios en manos de políticos y burócratas? Eso sí, los pipoldermos te quitan impuestos, puntualmente, con el pretexto de prestar aquellos servicios.
No te engañes, en Guatemala toda la educación es estatal; sólo que hay una parte administrada directamente por políticos y burócratas (en escuelas públicas); y otra parte administrada de forma privada (en colegios que la gente llama privados). Todos los contenidos educativos tienen que ser aprobados por políticos y burócratas y nada se hace sin la venia del Menisterio.
De ahí que tampoco debería sorprendernos que sea inaceptable el porcentaje de graduados de diversificado que gana las pruebas de matemáticas y lectura, del Ministerio de Educación. En matemáticas, ¡ni 10 de cada 100 evaluados lograron ganar las pruebas. Eso es estar en la calle y sin llavín.
Ahora bien, el fenómeno no es sólo chapín. Moisés Naim cuenta que en Kenia, Tanzania y Uganda, el 75% de los alumnos de tercer grado no sabe leer una frase tan sencilla como: “El perro se llama Fido”. En la India rural, el 50% de los alumnos de quinto grado no puede restar números de dos dígitos y explica que en países, como México o Egipto, por ejemplo, los sindicatos de trabajadores educativos son formidables obstáculos al cambio y, con frecuencia, la corrupción en el sector es alta. ¿Cómo crees que es la cosa en Guatemala? De ahí que Naím pregunte: ¿Es la educación la mayor estafa del mundo?
Y deja eso: en las escuelas estatales se cultivan el pensamiento único, la obediencia incuestionable a la autoridad, el colectivismo, el altruismo (o sea el valor del sacrificio), la irracionalidad (el cambio climático antropocéntrico, por ejemplo) y otras ideas parecidas. Por eso no me extraña que Bryan Caplan advierta que los tributarios están siendo timados.
Columna publicada en elPeriódico y la ilustración la tomé de Facebook