Los liberales estamos a la zaga en la batalla por la igualdad de todos ante la ley porque, intimidados por los conservadores, les dejamos a los socialistas temas como la naturaleza del matrimonio. Por eso también estamos a la zaga en la batalla por el respeto irrestricto a los proyectos de vida de otras personas.
En aquello pensé cuando leí que la CIDH opinó que el Estado debe reconocer y garantizar todos los derechos que se derivan de un vínculo familiar entre personas del mismo sexo. Antes de seguir debo recordar que desde hace añales sostengo que nada tiene que hacer el estado, metiéndose en asuntos propios de los proyectos de vida de las personas, como el matrimonio. Empero, como el estado ya regula el contrato por medio del cual las personas deciden compartir sus vidas, el reconocimiento del matrimonio igualitario sería un acto de justicia y una afirmación del principio de igualdad ante la ley.
Dicho aquello, lo que hizo la CIDH no abona en favor de los valores liberales, ni en beneficio de las personas del mismo sexo que quisieran compartir sus vidas y formar familias (en virimonio, o en femimonio). ¿Por qué?
Porque los socialistas -que no conocen, o no entienden los procesos hayekianos de evolución social, ni de formación de opinión pública y demanda de políticas públicas -magistralmente descrito en Madmen, Intellectuals, and Academic Scribblers, por Leighton y López- están convencidos de que pueden cambiar una sociedad a fuerza de legislación y de resoluciones de cortes internacionales, aunque aquella y estas se impongan sobre los valores prevalecientes en esa sociedad.
Por muy buena idea que sea el matrimonio igualitario, lo cierto es que desde un punto de vista hayekiano, en nuestra sociedad aún no prevalecen la valoración de la igualdad de todos ante la ley, ni la del respeto por los proyectos de vida de otros. Así, la arrogancia socialista –aplaudida por ONG y refrendada por la CIDH- va a servir más a la generación de una reacción conservadora agresiva, que a la libertad de las personas del mismo sexo que quieren casarse y a la causa liberal. En detrimento de la dignidad humana.
Columna publicada en elPeriódico; e ilustración tomada de Facebook.