Me alegré mucho al ver que la estatua de Tasso Hadjidodou volvió a su banca en la Sexta Avenida; pero…adivina qué. ¡Ya está toda rayada de la cabeza! A mucha gente le gusta la estatua -aunque le hayan puesto el color re feo que tiene ahora-; pero los niños la disfrutan muy especialmente. Mucha gente se fotografía junto a ella. Pero eso no les importa a los cafres. En anteriores ocasiones, los vándalos le han roto los anteojos al monumento y lo han destrozado. A ver cuánto tiempo dura el recuerdo de Tasso sin que vuelva a ser más dañado por los patanes que hacen ese tipo de cosas.