Los consumidores de aguas gaseosas, y comidas como confitería, chocolates, cremas de maní y avellanas, dulces de leche, así como de alimentos preparados a base de cereales, cayeron víctimas del estado niñera en México luego de que la Cámara de Diputados aprobó impuestos específicos para esos productos.
¿Cuándo vendrán los impuestos sobre las pizzas, el pollo frito, las torrejas, los buñuelos, los colochos de guayaba, las canillitas de leche y los mazapanes; así como las hamburguesas, los hot-dogs y otras comidas? Pero…peor aún…¿habrá legisladores chapines que crean que aquello es buena idea? Ahora que Otto Pérez anda de amores con los mexicanos, ¿regresará con esas ideas en la cabeza? Los pipoldermos mexicanos creen que con impuestos pueden disminuir la obesidad…o tal vez es otra cosa.
La amenaza del estado niñera está íntimamente ligada a las actividades del estado benefactor. Hace años, David Boaz explicó que muchos creen que la obesidad es un problema crítico de salud pública. Incorrecto. La obesidad es un problema para muchas personas, pero no es un problema de salud pública. Al llamarlo así, sin embargo, los que así lo creen propician que los tributarios paguemos por los programas de dieta, las cirugías estomacales y los psicólogos de los demás. Saquen ustedes sus billeteras.
Empecemos a usar lenguaje honesto: fumar y ser obeso son problemas de salud. De hecho, son problemas de salud muy extendidos. Pero no son problemas de salud pública. No se les debería requerir a los tributarios que paguen por conductas que otras personas han elegido individualmente. Aunque talvez, si nuestros impuestos suben lo suficiente, ya no tengamos para comer demasiado.
Al final de cuentas sospecho que esta otra confirmación, por si hacía falta, de que gobernar es gravar para gastar, como dice mi cuate Osvaldo Schenone.
Si tan malos son porque no los prohiben, en cambio se convierten en otra forma de agenciarse de mas recursos, con supuestas buenas intenciones
Extendiendo el tema…qué buena se ve esa pizza de la foto!
Cada quien es libre de ahorcarse con su propia soga. Solo falta que se les ocurra prohibirlos para que sea un problema como el de las drogas.
Luis Fi,
Pienso que el problema de la obesidad es de cada individuo. Si uno no puede hacer tiempo para ejercitarse, entonces debe comer bien y ser consecuente con su salud.
Esas ideas mal fundamentadas aparecieron en Nueva York con la gaseosa extra grande. Otros menos inteligentes lo extendieron a confites. Ojalá que nuestros legisladores no los imiten.
Saludos,