¿Y si tuviéramos qué celebrar?

Mientras que los anacrónicos celebraban el Día de la Raza, unos celebraban el de la hispanidad y otros el de la resistencia étnica.  Y, ¿cuál era el eje de los que festejaban la tercera conmemoración? La consabida caminata que estorba el tránsito en la ciudad de Guatemala y las cantaletas de siempre: No al neoliberalismo y no a la explotación minera, entre otras.

Cantaletas y todo, comparto dos de aquellas con la dirigencia indígena. Como libertario, comparto sus objeciones contra el neoliberalismo.  Un neoliberal favorece los tratados de comercio como el DR-CAFTA;  pero un libertario prefiere la eliminación unilateral de aduanas.  Un neoliberal favorece la dolarización; pero un libertario prefiere la libre elección de monedas.  Un neoliberal favorece las privatizaciones monopólicas de empresas estatales; pero un libertario prefiere la desmonopolización y la liberalización del mercado. Al neoliberal le entusiasma el flat tax; pero el libertario prefiere el poll tax.  Un neoliberal propondría eliminar las exenciones del ISR; pero un libertario eliminaría ese impuesto a los rendimientos del capital. Un neoliberal sigue las directrices del FMI; mientras que un libertario cerraría aquella organización.

Con respecto de la minería, estoy de acuerdo con la consigna; pero con un caveat: Yo diría que No a la minería estatizada.  Lo ideal, diría yo, es que en lugar de que el Estado fuera dueño del subsuelo y de sus productos, los propietarios del suelo fueran propietarios de lo que hay debajo de él.

Para desgracia de los más pobres, la legislación guatemalteca refleja la tradición colectivista y estatista de las leyes coloniales y privó de la propiedad del subsuelo y de sus productos, a los dueños del suelo.  Como consecuencia de ello hay un divorcio y un abismo profundo entre los intereses de los políticos socialistas y sus funcionarios, y los de quienes deberían enriquecerse con el oro, el petróleo, la plata y otras maravillas que hay bajo sus propiedades.

Muchos de los problemas de la pobreza, y ciertamente que los problemas de conflictividad, se resolverían si, por medio de títulos de usufructo, a la gente se le pudiera garantizar su derecho a lo que hay en el subsuelo. Así, el oro y el petróleo, por ejemplo, no serían de quienes controlan el Estado, ni de las transnacionales, sino de la gente. Y la gente decidiría si vende su derecho, o cede su control, o no.

Así, sí tendríamos qué celebrar.

Columna publicada en El Periódico.

Comments

comments

1 comment

  1. tenes mucha razon en lo que decis…solo que equivocas al enemigo.
    Todo lo que vos decis y defendes es el neoliberalismo… todo lo que criticas es el capitalismo, el capitalismo puede ser estatal o empresarial… para el pobre da lo mismo… pero el neoliberalismo difiere del capitalismo en que pregona la igualdad de oportunidades para todos, que es lo que vos defendes, el capitalismo es que se guarde para el que trague mas pinole…la diferencia entre ambas filosofias es una linea muy delgada, y la frontera se llama moral, para el capitalista, la moral es flexible a su gusto, para el neoliberal, la moral es el freno para la ambicion desmedida y el pasar por sobre los derechos de otros. podriamos pegar y copiar montones de nombres y libros de filosofia, pero en resumen esa es la diferencia… nuestro sistema es un sistema capitalista, feudal y burgues…pero lo que menos es es neoliberal. el lema del neoliberal es es libertad para todos en igualdad de condiciones, el capitalista le quita la segunda parte y es alli donde las tortillas nos salen mal o como alguien diria si la tortillera te vende tortillas shucas, dejas de comer tortillas… o cambias de tortillera…no es el neoliberalismo el malo, es el capitalista que se viste de neoliberal..en su poca moral , para sacar provecho de la libertad.