En la entrada titulada ¿Por qué es que ProReforma no debe ser modificado? el bloguero Carlos Mendoza dejó el siguiente comentario: Yo creo que la Asociación ProReforma está cayendo en el constructivismo social que critica el pensamiento libertario inspirado por el mismo Hayek. El aprendizaje colectivo del que habla Hayek es el resultado de un largo proceso evolutivo de ensayo y error. Toda iniciativa de cambio institucional require de retroalimentación del medio ambiente, y una forma de obtenerlo es por medio del diálogo que conduce al cambio de modelos mentales compartidos. Esa es la flexibilidad que les estaría haciendo falta a la hora de pedir “todo o nada”.
Al respecto, no está de más insistir en el punto de la entrada: El todo, o nada se refiere específica y particularmente al contenido del proyecto de ProReforma porque es integral y coherente. No se refiere a que esa sea la única posibilidad de reforma constitucional. Lo que sí pedimos los más de 70 mil que apoyamos el proyecto es que, qua ProReforma, sólo sea discutido el contenido integral de ProReforma. Otros proyectos son bienvenidos, incluso si usan ProReforma como base -¡y aunque no la usen!-; pero deben ser discutidos como algo distinto. La naturaleza de ProReforma no excluye el diálogo, ni la flexibilidad en las discusiones; pero si demanda que se respete la integridad del proyecto que es exactamente lo que respaldamos los que la apoyamos. ¡Que hayan diálogos y discusiones!, ese es un subproducto valiosísimo de ProReforma; pero por favor, que se respete el texto que apoyamos los que firmamos la propuesta. Eso es todo.
Mendoza habla del constructivismo que critica Friedrich A. Hayek; pero su observación no se aplica a ProReforma. Esto es porque el texto del proyecto se refiere a la organización constitucional del Estado y del gobierno; no a la de la sociedad. Como ordenes creados, o taxis en el sentido hakekiano, el Estado y el gobierno por medio de su Constitución, son sujetos de ordenamiento, como se ordena cualquier otro orden de similar naturaleza. Un Estado y un gobierno no son ordenes espontáneos o cosmos, como sí lo es la sociedad; y, por lo tanto, el Estado y el gobierno necesariamente deben pasar por un proceso de constitución y diseño que, salvando las distancias, es de la misma naturaleza que el de una sociedad anónima, o el de una organización no gubernamental. Se fijan sus funciones, se diseñan sus estructuras, se norman sus facultades y así se construye la organización qua orden.
Hayek critica el constructivismo en la sociedad, que es un cosmos. Como orden espontáneo que es, la sociedad es consecuencia de las acciones de las personas, pero no de los designios de esas personas.
Si Mendoza distingue entre sociedad y Estado, o entre orden espontáneo y orden creado, o entre cosmos y taxis, verá con claridad que ProReforma no riñe con lo mejor de las ideas del buen Hayek. Si Mendoza distingue entre instituciones y organizaciones, como lo hace Hayek, verá con claridad que el Estado no es una institución, sino una organización; y entonces verá, con mucha más claridad, que ProReforma no riñe con las ideas de Hayek.
Para Hayek, las instituciones son los usos, normas y costumbres que privan en la sociedad porque facilitan la convivencia social debido a su practicidad yefectividad; y en ese sentido, el matrimonio y el dinero son instituciones. En ese contexto, el Estado, el gobierno, un banco, una universidad, o una iglesia no son instituciones como suele decirse coloquialmente entre nosotros. Aquellas son organizaciones y como tales son perfectamente ordenables, organizables y diseñables cual taxis que son.
Que bueno que Mendoza tocó estos temas porque es muy útil entender lo que Hayek dice al respecto. De otra forma, la confusión en el lenguaje impide entender ProReforma en su contexto filosófico. De ahí que se confirmen la necesidad de diálogo en torno a la propuesta, y la necesidad de que en la medida en que haya otras opciones, en esa medida sea respetada la integridad de ProReforma.
Si a usted le interesa leer más sobre los cosmos y los taxis, así como sobre los diferentes tipos de normas que les son propias, vale la pena leer el volúmen 1 de Derecho, legislación y libertad, por F.A. Hayek.