10
Ago 12

Una sobadita para aliviar el dolor

Esta foto anda circulando en Facebook y me recordó que en algún momento de los años 80, cuando estaban ampliando la carretera Panamericana, iba yo para Panajachel a celebrar el año nuevo. La Rebuli se detuvo en algún punto y yo bajé a estirar las piernas. En esas andaba cuando brinque una cuneta y me doblé el tobillo. Uno de esos doblones que lo hacen a uno ver estrellas.

Llegué a Pana con mucho dolor y mi bisabuela mandó a traer a una mujer embarazada para que me sobara el tobillo. La hipótesis es que las mujeres embarazadas tienen la facultad de aliviar este tipo de cosas.

A estas alturas no recuerdo si la medicina funcionó; pero si recuerdo que no estaba en condiciones de ir a parrandear y que pasé un par de días cojeando.

Me cae muy en gracia que el letrero dice nervio asiático, por decir nervio ciático.


17
Jun 12

La “pharmacopeia” popular en los mercados

Ve pues, tenía esta foto perdída por ahí.  Son medicinas de consumo popular; y tomé la foto en el mercado de San Juan Comalapa.

Hay medicinas para mejorar el sueño y para mejorar la memoria; las hay para reforzar los nervios, para mejorar el desempeño sesxual y para mejorar la sangre.  Las hay para proteger el hígado, para reforzar los huesos y para aliviar la riuma.


08
Jun 12

Jarabe de morro

El brujo de la Boca del Monte le dio la receta a mi bisabuela, Mami, y ella enviaba el jarabe de morro para curarnos la tos a los niños. De eso me acordé ayer, que amanecí tosiendo, y que no tenía ganas de escribir de bochincheros, de reformas constitucionales, ni de policías secuestradores.

Esta es temporada de hacer jarabe de morro porque es tiempo de flores de izote, uno de los ingredientes indispensables para aquella preparación. Los otros componentes son los morros, claro; cañafístula, guarumo, flores de buganvilia roja, rapadura y brandy.

Todos aquellos ingredientes –menos las flores de izote y la panela– están mencionados en Plantas de uso medicinal en Guatemala, por A. Cáceres; y a todas se les atribuyen propiedades para el tratamiento de afecciones respiratorias. Las flores de izote, por cierto, están descritas en la receta como candelas de flor de izote y son las floraciones antes de reventar. Desafortunadamente, la receta no tiene cantidades.

El brandy se explica porque sirve para conservar el jarabe; y por la siguiente anécdota de mi cuate, Amable: Este era el cura del pueblo, cuyo remedio contra la gripe eran una botella de brandy y un sombrero. El cura ponía el sombrero a los pies de la cama y se metía en ella. Y tomaba brandy hasta que veía dos sombreros. Entonces estaba sanado.

La última vez que hicimos jarabe de morro en la casa fue en 1974; y todavía estaba viva mi nana, Elena. Cuando ya se había enfriado el jarabe y tocaba añadir el brandy, fui a donde mis padres guardaban los licores y elegí. Descarté dos botellas que se veían elegantes y tomé una de cierto licor nacional del cual había oído decir a mi padre que era como coñac.

Cuando les conté a mis padres que había hecho jarabe de morro me preguntaron que qué licor le había echado; y, listo yo, les dije que había tomado un ron nacional para no usar los importados. Y resultó que esa era una botella que la Licorera le había obsequiado a mi padre, en aquellos tiempos en los que el Zacapa no se comercializaba como ahora y era algo muy raro y apreciado. Por supuesto que me cayó mi enjabonada; pero valió la pena porque todavía recuerdo el sabor delicioso de aquel jarabe y sus propiedades curativas contra la tos, solo igualadas por la infusión de orozuz, de mi amiga Lucía.

Esta columna fue publicada en El Periódico.


09
Mar 10

Recuerdos del morro

El del centro es el fruto del árbol del morro. Su uso más conocido es el que se le da para hacer los chinchines navideños tradicionales de Guatemala. Empero, también tiene usos medicinales.

Mi bisabuela, Adela (Mami), hacía jarabe de morro para curarnos de la tos a los niños; y la leyenda decía que la receta se la había dado un brujo de la Boca del Monte. Aquel remedio -que es muy sabroso- se preparaba con morros, cañafístulas, guarumo, buganvílea morada, candelas de izote, y rapadura. Además, se le ponía brandy para conservarlo. Y a los niños nos los servían en un copitas.

Yo tengo desde 1974 de no probarlo; y esa última vez lo preparamos en casa, más como golosina que como remedio. Y a la hora de ponerle el licor vi que en el bar de mi padre había un par de brandys importados; de modo que tomé una botella de ron local -de la cual había oído a mi padre decir que era como tomar brandy.

Lo divertido es que cuando les conté a mis padres que había hecho jarabe de morro me preguntaron que qué licor le había echado; y yo, muy listo, les dije que había tomado un ron nacional para no usar los importados. Y resultó que esa era una botella muy especial que la Licorera le había obsequiado a mi padre, en aquellos tiempos en el que el Ron Zacapa no se comercializaba como ahora y era algo muy, muy preciado.