De mis amigos Jorge Jacobs y Marta Yolanda Díaz-Durán, recibí la siguiente nota que aclara la realidad de la adopción en Guatemala. Por favor, léalo; talvez “los hechos”, cambien sus percepciones.
Con mucho dolor les participamos que hoy martes (dic 11) se aprobó en el Congreso la nueva Ley de Adopciones.
Para todos los que se dejaron engañar por las mentiras y la satanización de las adopciones que han hecho grupos interesados en erradicarla, esto es una fabulosa noticia; para quienes sabemos, no sólo que la mayoría de los argumentos utilizados son mentiras y los menos exageraciones, sino también el verdadero resultado de la aprobación de esta nueva legislación, es un día de mucho dolor. Mucho dolor porque la posibilidad de una esperanza de vida mejor que tenían muchos miles de niños ahora se les ve cortada de tajo.
Para quienes conocemos a muchos de esos niños cuya casi única esperanza en la vida es que alguien se apiade de ellos y los adopte, es un día muy triste. La nueva ley pretende centralizar en una nueva institución todo el proceso de las adopciones. Que sean los burócratas de esta institución quienes decidan qué niño le dan a qué familia, que sea el “estado” quien se encarge de los niños mientras están en el proceso de adopción.
Uno de los grandes logros de la ley, según sus propios propulsores, es que hará que el proceso que ahora toma entre 4 y 9 meses dure “por lo menos 2 años”. Dicen ellos que ahora ya no será un negocio porque los padres adoptivos ya no tendrán que “comprar” al niño. Lo que no dicen es que, en los pocos casos de adopción que todavía se den, el costo va a ser muchísimo mayor que ahora, sólo que ahora el costo lo pagaremos los tributarios. Pero el problema principal no es el del costo, sino que el nuevo sistema está diseñado para reducir al máximo la cantidad de adopciones, porque para los detractores de la adopción la cantidad implica “el negocio”.
En su estrechez de mente no entienden, o simplemente no les conviene, que en Guatemala anualmente bastantes miles de niños son abusados y abandonados por sus padres y que es a ellos a quienes, en última instancia, se les está vedando la oportunidad de una vida mejor. ¿Qué va a pasar con todos los niños que ya no van a ser adoptados? ¿Pararán en los “hogares estatales”, que ni hay suficientes y los que han habido en varios casos los han tenido que cerrar por los graves abusos que se han cometido allí contra los niños? ¿Se incrementarán los abortos de niños no deseados? ¿O simplemente irán a engrosar las filas de los niños de la calle que luego sirven de carne de cañón de las maras?
Para lograr el consenso contra las adopciones, sus detractores se han valido de toda una “exitosa” campaña de desprestigio a través de la difusión de mitos.
Mito: Se roban niños para darlos en adopción. Realidad: Si bien, hay algunos casos de robo de niños, es casi imposible que estos casos sean para adopción.
La mayoría de casos (96%) de adopción es a Estados Unidos. De estos, el 96% son niños a quienes sus padres los entregan voluntariamente, lo que se comprueba a través de dos pruebas de ADN, una al inicio del proceso y otra al final. El otro 4% es de niños declarados en abandono, lo cual lleva un proceso judicial bastante largo.
De 150 denuncias de “sustracción de menores” que tenían las autoridades hasta agosto, se comprobó que sólo 5 de ellas eran verdaderas. El resto era de padres separados que quitaban los niños a la madre o de madres que habían dado sus hijos en adopción y que luego se arrepentían y los declaraban como que se los habían robado.
La misma Rosa María de Frade, ex vocera de la Presidencia, declaró en nuestro programa que no se podía comprobar que fueran ciertas las denuncias de que se robaban niños para darlos en adopción.
Se acusó, por ejemplo, a los de Casa Quivirá de “traficar con menores robados” y se les cerró el hogar y “confiscó a más de 40 niños”. Se hizo un gran aspaviento al respecto pero al final, todo resultó ser un show. Para ahorita, ya varios de esos niños han terminado el proceso de adopción que estaba en regla, y el resto se los han tenido que ir devolviendo al hogar ya que los procesos estaban en regla. Más importante aún, si los niños eran robados, ¿dónde están las madres que los están reclamando?
Se acusó de ladronas de niños y capturó a unas señoras que llevaban niños a chequeos para adopción en el edificio Geminis 10 y se hizo un gran revuelo al respecto. Lo que ya no sacaron los medios es que al otro día las dejaron libres porque todos los papeles estaban en regla y no había ningún problema con los niños. Y así podríamos seguir enumenrando caso tras caso.
Mito: La adopción no está regulada. Realidad: La adopción en Guatemala es un proceso bien regulado , en el cual hay que cumplir muchísimos requisitos, lo que por cierto es una de las razones por las cuales el proceso es bastante caro. Lo que no es, y es lo que no les gusta a los burócratas, es un proceso centralizado sino que es descentralizado. Lo que quieren con la nueva ley es centralizarlo bajo la excusa que los burócratas sabrán mejor lo que conviene a los niños.
Mito: La adopción es un gran negocio.Realidad: La razón por la que es tan caro el proceso de adopción (que por cierto los padres adoptivos pagan gustosamente) es precisamente por todos los costos en que se incurre durante el proceso de autorización (incluídas las mordidas que en muchas de las instituciones que supuestamente velan por el proceso hay que pagar). Si se quiere que sea más “barato” lo que hay que hacer es quitar trabas no poner más… Al final, el resultado, como lo dijimos antes, es que se acabarán o por lo menos se reducirán considerablemente las adopciones, con lo cual se estará afectando las vidas de muchísimos niños que ahora tendrán que enfrentar una vida mucho más dificil.
Eso es lo que nos duele. Y lo peor es que se debe a la comisión de unos pocos miserables que poco les interesa el “bienestar” de los niños sino avanzar sus agendas políticas y a la omisión de muchos que por evitar el “qué dirán” simplemente se quedaron callados.
Por este medio los invitamos a que no sean de los que se quedan callados y ven como el sistema, utilizando la excusa de la “corrección política” poco a poco va absorviendo nuestras libertades. Sino que, por los medios que tengan a su alcance, corran la voz de lo que realmente está pasando para que más gente se entere y no tan fácilmente puedan vernos a todos la cara de babosos. Y si no, por lo menos háganlo por todos esos niños que ahora quedarán más desamparados que nunca.