21
Jul 16

El tema penitenciario no debe ser olvidado

Van_Gogh_10

Hoy, @jevaldiz escribió: El problema en las cárceles se olvidará con el siguiente accidente de bus y este será olvidado por otra muerte por extorsión…y algunos de sus lectores le contestaron cosas como Así suele suceder en nuestra Chapinlandia, todos al parecer tenemos la memoria muy volátil; Si ustedes, los generadores de opinión, los que tienen el poder con la pluma o la palabra así lo deciden, así será; Así suele suceder en todas partes del mundo.

Creo que José Eduardo y los lectores cuyas opiniones recogí tienen tantita razón.  Pero hay diferencias entre los tres fenómenos.  Los políticos y funcionarios (el estado) no son directamente responsables de las extorsiones, aunque su obligación fundamental es proveer de seguridad y de justicia a los mandantes; Los políticos y funcionarios (el estado) són sólo parcialmente responsables de los busazos porque, si bien es cierto que ellos no prestan el servicio, sí es cierto que se han atribuido la tarea (que no cumplen) de supervisar y hasta autorizar la prestación del servicio.  En cambio, en el tema penitenciario (porque es uno de los componentes fundamentales del sistema de justicia junto al Organismo Judicial y el Ministerio Público), los políticos y funcionarios (el estado) tienen total y absoluta responsabilidad moral, política y administrativa.

Es un tema que ellos deben resolver; pero…¿qué ha pasado hasta ahora? Ayer, más de 48 horas después del asesinato (¿o ejecución?) del capitán Byron Lima y de la muerte de otras 13 personas en Pavón, las autoridades hicieron una requisa y, ¿qué encontraron? Güaro y cervezas, armas de fuego (que a saber si fueron las usadas en los actos violentos citados), granadas, walkie-talkies, una pulidora de pisos, algo de marihuana.  Con referencia a las armas usadas en la matanza del lunes, cuando vimos la noticia de esta requisa, un cuate comentó: Esas armas ya caminaron. ¡En 48 horas! cualquier cosa puede ocurrir.  Hoy, tres funcionarios de presidios fueron destituidos.  ¿Será procesado alguien?

Aquello que encontraron las autoridades en la requisa de ayer, ¿es lo que quedó luego de la requisa de la semana pasada? ¿Fue ingresado entre la requisa de la semana pasada y la del miércoles?

Ha sido puesto en evidencia (¡Otra vez!) que los pipoldermos (de todos los tiempos) hacen en las prisiones lo mismo que hacen en la educación, la salud y en la seguridad social estatales y en mucho más: las hacen piñata, las vuelven focos de abusos, y defraudan a todos los que caen en ellas.  Pero en el caso de las cárceles lo ominoso es peor porque los presos se hallan privados de libertad, porque no es raro que haya presos que son inocentes, porque el aislamiento del mundo exterior hace que los abusos sean de otro nivel y porque los reos están bajo la custodia del estado.  Cuando cualquier preso (o 13 y una visitante) es asesinado (¿o ejecutado?) el custodio tiene responsabilidad, por irresponsable.

En el sistema penitenciario los guatemaltecos tenemos un problema grave y urgente que solucionar.  De mis clases de Derecho Penal con el recordado exmagistrado Francisco Fonseca Penedo, recuerdo que, apesar de sus inconvenientes, la pena de privación de libertad es la consecuencia jurídica prevaleciente para quienes conscientemente cometen crímenes y delitos –en las sociedades modernas– .  La pena de cárcel se basa en la necesidad de segregar a los delincuentes y principalmente a los criminales,  y en el hecho de que los actos de aquel tipo deben tener consecuencias jurídicas (castigos).  Sin embargo, en una sociedad civilizada es inaceptable que aquella segregación y aquella consecuencia jurídica no se base en un mínimo de humanidad. Y eso implica –entre otras cosas– una garantía de seguridad para los reclusos y sus visitantes.  Esto es porque los presos y sus visitantes (que son personas, aunque se trate de criminales peligrosos) se hallan bajo la custodia del estado (o sea de los políticos y sus funcionarios.

Todo esto implica no sólo apoyo político y prespuestario para el sistema penitenciario (en vez de desperdiciar recursos en plazas fantasma y en satisfacer las demandas del clientelismo en el Presupuesto del estado), sino que pasa por apoyo a los recursos humanos y al personal que está a cargo de las cárceles.  Así como los policías y otros funcionarios del sistema de justicia, el personal que está a cargo de las prisiones trabaja en condiciones precarias no sólo en cuanto a equipo, sin en cuanto a apoyo de parte de sus superiores y en cuanto a apoyo como recursos humanos que son.

Ilustración por Vincent van Gogh [CC-BY-SA-3.0 ], via Wikimedia Commons


28
Abr 07

El Obispo

Cuando el 26 de abril de 1998 ocurrió el ominoso asesinato del obispo Juan Gerardi, yo estudiaba en la University of Maryland y pasé la vergüenza de haber llegado de un país en el que ocurrían esas cosas. Y la vergüenza parece no terminar nunca.

A nueve años de aquel crimen, los autores del asesinato siguen libres, mientras que guarda prisión y silencio la única persona que seguramente sabe exactamente qué ocurrió en aquella noche fatídica; y están presas personas a las que se les acusa de estar involucradas indirectamente. Había un tercer preso; pero Obdulio Villanueva fue asesinado en febrero de 2003 durante un motín carcelario. Para él, nunca habrá justicia.

El 24 de abril pasado la Corte de Constitucionalidad ratificó la sentencia de 20 años contra Mario Orantes, Byron Lima Oliva y Byron Lima Estrada.

El caso de Gerardi siempre me da escalofríos porque prueba que la malignidad existe y que anda suelta por ahí. Y si a usted le hacen falta pruebas de que existe lo siniestro, seguramente querrá leer Quién mató al obispo, la obra de los periodistas Maite Rico y Bertrand de la Grange que pone al descubierto las conspiraciones y enredos alrededor del citado asesinato.

En este aniversario lamentable, cuando los verdaderos asesinos todavía andan sueltos, y mientras todavía se urden quién sabe que maquinaciones oscuras para que no se resuelva el caso, comparto con ustedes algunos párrafos de la obra citada.

“Las únicas sorpresas del juicio fueron el cúmulo de irregularidades, desde los falsos testimonios a la manipulación de las actas. A falta de pruebas, los testigos brotaban por arte de magia e iban llenando los huecos del rompecabezas, como siguiendo un macabro guión. Nada importaba que fueran tipos venales, marginales sin credibilidad o delincuentes: se les tomaba declaración y se les enviaba al extranjero sin más trámite ni comprobación”.

“Lo más desolador es que los asesinos de Gerardi andan libres y que los cerebros de la conspiración retomaron sus posiciones de poder”.

“Para mí no es creíble que Estados Unidos no tenga toda la información sobre el caso, y a pesar de eso, su embajador protestó cuando la sala de apelaciones anuló el primer fallo y ordenó un nuevo juicio”.

“Los que no tienen nada de ingenuos son los de la ONU, Ellos dieron un seguimiento milimétrico a la investigación. A pesar de todo, obviaron las inconsistencias manifiestas, los testimonios fabricados y las incontables aberraciones”.

“En una primera lectura, era lógico pensar que el ejército hubiese decidido vengarse de Gerardi. El problema es que cuando aparecieron las primeras pruebas de la participación de Mario Orantes ya era tarde”.

“El problema es que hay demasiados intereses en juego. La gran paradoja es que los mismos que traman la muerte de Gerardi, se sirven de los colaboradores del obispo para lograr sus objetivos”.

“Todo este proceso recuerda el caso de Alfred Dreyfus, el capitán francés que fue condenado a cadena perpetua por un asunto de espionaje a finales del siglo XIX. La vida política francesa estaba envenenada por el antisemitismo y Dreyfus era judío. Como no había pruebas, fabricaron documentos falsos y recurrieron a testigos dudosos”.

A final de cuentas queda en evidencia, otra vez, que el estado guatemalteco es incapaz de velar por la seguridad de sus habitantes y de garantizar una administración de justicia pronta y cumplida. El estado, sin embargo, negocia con chantajistas y en medio de una insufrible corrección política hace parecer legítimas hasta las más absurdas y abusivas pretensiones de los grupos de interés.

Y mientras tanto, en el marco del ignominioso caso Gerardi, algunos de aquellos grupos de interés se benefician de la memoria del obispo asesinado, en tanto que sus ejecutores andan sueltos.

Publicado en Prensa Libre el sábado 28 de abril de 2007