“La papa caliente” de la migración hondureña

La migración masiva y organizada de hondureños hacia los Estados Unidos de América, a través de Guatemala y de México es un problema humanitario de dimensiones enormes…y es un problema politico de igual tamaño.

Estamos hablando de entre 2,000 y 5,000  hombres, mujeres, mujeres embarazadas, personas en sillas de ruedas, ancianos y niños (depende de la fuente) que buscan mejores condiciones de vida y seguridad en el país de norte y que claman: Déjenos pasar, somos centroaméricanos, tenemos libertad de pasar por este país [Guatemala].

Es difícil no sentir empatía por aquellas miles de personas que acarrean a sus hijos y están dispuestas a caminar miles y miles de kilómetros, en circunstancias muy precarias, al servicio de los los intereses de quienes los organizan, y con la ilusión de ingresar de forma ilegal y de forma forzada a un país en el que el mercado y sus instituciones les podrían ofrecer oportunidades…si no rompieran la ley para ingresar.

Pero por otro lado, la caravana -que tiene toda la pinta de no ser un movimiento espontáneo- impone en los países por los que pasa, no sólo exigencias de orden económico y de seguridad, sino que un problema político interno y con el gran vecino del norte.  Habría que seguirle la pista al pisto para saber cómo se origina esta migración.

Por eso creo que, si bien es cierto que los individuos centroamericanos tienen derecho a circular por el área, ese derecho sólo puede ser ejercido si el paso es de buena fe.  Aquel derecho no se aplica si quienes pretenden ejercerlo se organizan en multitud para imponerse y abrirse paso poniendo en un brete humanitario y político a los países por los que tengan que pasar; ya lo dijo un funcionario: Guatemala no promueve, ni respalda, la migración irregular en ninguna de sus formas, por lo tanto rechaza los movimientos organizados con fines ilícitos y que tergiversen o utilicen la figura de un derecho humano, como es la migración, para fines particulares.

En fin, la administración chapina fue incapaz de detener la caravana en el puesto fronterizo de Agua caliente y ahora tiene una papa caliente en sus manos…como si eso le hiciera falta. ¿Quién se beneficia con esta nueva crisis? ¿Quién tiene experiencia en mobilizar acarreados inescrupulosamente? ¿Quién y por qué se va a hacer cargo de las demandas humanitarias y de seguridad -de mediano y largo plazo-de los que integran aquella multitud? ¿Qué va a pasar si los mexicanos no los dejan pasar a su país? ¿Quién va a asumir los costos políticos y morales del paso de los hondureños? ¿En qué condiciones es que las autoridades migratoria  no los detuvieron en Agua caliente? ¿Quién, o quienes son los burócratas responsables?

Finalmente, nada se va a solucionar en el mediano plazo si no reconocemos que los fabricantes de miseria son los responsables de la pobreza en la que se cultivan movimientos como esta caravana.  Los que promueven la conflictividad y espantan las inversiones productivas, los que promueven impuestos que castigan el ahorro y la formación de capital, los que impiden la flexibilidad laboral, los que minan las instituciones, los que promueven la revolución, los que confunden la justicia con la venganza, los que le hacen creer a la gente que los intereses colectivos deben prevalecere sobre los derechos individuales, los que promueven privilegios,esos son los responsables de la migración que escapa de la pobreza y de la inseguridad.

La foto es de elPeriódico.

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