Los helados olímpicos

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En 1950 se celebraron en Guatemala los Juegos Centroamericanos y del Caribe; y los chapines dispusieron que eran las olimpiadas.  De aquellos tiempos y de aquella efemérides datan los que conocemos como helados olímpicos que son helados con sabor a naranjas y rellenos de crema.

Son infaltables en el menú de los helados de carretilla y son unos de mis favoritos.  Cuando era niño, mi abuelita Juanita y La mamita (mi tía abuela) sólo me dejaban comprar helados de carretilla marca Sharp porque esos eran los que gozaban de su confianza. Los olímpicos y los de crema forrados con chocolate siempre me recuerdan la temporada que pasamos con mis padres y hermanos en el desaparecido Turicentro Likin, para su inauguración.  Esos eran los que comíamos todos los días.

También me gustaban los de sandwich.  Estos eran los que comía cuando mis padres nos mandaban a las matinales, en el cine, y nos daban 15 centavos.  Con eso comprábamos un helado de sandwich a la entrada, uno en el intermedio (porque había dos pelis) y uno a la salida.

Más tarde en mi vida, al principio de la Secundaria, el heladero de mi barrio era Nelson. A él le comprábamos helados Foremost con frecuencia, y nos conocía de nombre. Uno conocía el sonido de las campanas de su carretilla, y la forma de su sombrero.

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  1. Geraldine Pearse

    No me imaginaba que todavía existían los helados olímpicos. Qué gratos recuerdos.