El padre de un amigo mío emigró a América -luego de la Guerra Civil española- en un barco italiano. El y un amigo suyo venían en Tercera clase y de cuando en cuando se subían a la cubierta de Primera clase. Una vez un marinero los encontró y les gritó: ¡Presto, a la merda!
Así merito me imagino que el Ministerio de Cultura y Deportes le dijo a la Marimba de Concierto del Palacio Nacional de la Cultura: “¡Presto, a la merda!” Te me vas para una bodega en el Campo de Marte porque este espacio lo necesitamos para que lo ocupe algo que tiene prioridad.
El jueves pasado y por disposición de aquella cartera la marimba fue desalojada y enviada ¿a donde no estorbe? Ahora, cada vez que se necesite marimba en el inmueble que lleva el nombre pretencioso de Palacio Nacional de la Cultura, ¿habrá que mover el instrumento con todos los riesgos y costos que eso implica? ¿Es cierto, como se ve en fotos, que se ponían escobas y otros bártulos sobre el teclado de hormigo, o fue un montaje ad hoc? ¿Es cierto que mandan la marimba a una bodega inapropiada?
Francamente no me extraña que uno, o más pipoldermos dispongan algo así. ¿Por qué es que una marimba iba a recibir más respeto que un enfermo en el hospital San Juan de Dios?, por decir algo. ¿Por qué es que una marimba iba a recibir mejor trato que un niño en una escuela estatal?
Mi bisabuela, Adela, tenía una marimba legendaria; y cuando niño recuerdo el efecto de los bajos en mi pecho. Para míila música de marimba es música de fiesta, de celebración y de nostalgia. ¡Y como me gustaba ver a la gente bailando elegantemente al son de la marimba. Por eso, y porque es un mal signo de los tiempos, me da entre tristeza y rabia que hayan mandado a la marimba del Palacio a quién sabe donde y quien sabe en qué condiciones.
Es algo así como si los “Los aretes que le faltan a la luna” los fueran a tirar a las puertas del Congreso o al vertidero de la zona 3….