El 2 de septiembre, en la boda de Jim Taggart, Francisco d´Anconia le explicó a Hank Rearden el valor moral del dinero; y un año después la empresa d´Anconia Copper fue nacionalizada. Francisco desapareció y dejó a todos pasmados y aterrorizados. En una valla, Francisco dejó un mensaje: Tu lo pediste, hermano.
El 2 de septiembre de 1946 fue el día en el que Ayn Rand comenzó a escribir La rebelión de Atlas, de donde salieron los hechos que relaté arriba. Si ya leíste la novela los reconociste rápido; pero si no la has leído, ojalá que la frase El valor moral del dinero te pique la curiosidad y te animes a leerla.
D´Anconia dice del dinero: Comerciar por medio de dinero es el código de los hombres de buena voluntad. El dinero se basa en el axioma de que cada hombre es dueño de su mente y de su esfuerzo… El dinero te permite obtener por tus bienes y tu trabajo lo que ellos valen para los hombres que los compran, pero no más….El dinero exige de ti el reconocimiento… de que el lazo común entre los hombres no es el intercambio de sufrimientos, sino el intercambio de bienes. El dinero exige que vendas, no tu debilidad a la estupidez de los hombres, sino tu talento a su razón; exige que compres, no lo peor que ofrecen, sino lo mejor que tu dinero pueda encontrar. Y cuando los hombres viven a base del comercio –con la razón, no la fuerza, como árbitro final– es el mejor producto es el que triunfa, la mejor actuación, el hombre de mejor juicio y más habilidad, y el grado de la productividad de un hombre es el grado de su recompensa.
El 2 de septiembre aparece dos veces más en la novela: en la primera escena, cuando leemos por primera vez: ¿Quién es John Galt? Y esa es la fecha en la que Hank y Dagny Taggart descubren el motor que revolucionará la energía en el mundo. ¡Además, en septiembre es mi cumpleaños!
Estas meditaciones septembrinas son apropiadas porque las calles están tomadas por dirigentes y seguidores que creen que es moralmente aceptable tomar valores por la fuerza y exigirlos mediante el chantaje. Un poco del discurso de Francisco no les cae mal a ellos, ni a quienes los subestiman.
Columna publicada en El periódico, la ilustración la tomé de Facebook.