Hoy en la mañana me encontré con don Elías, alfarero en el Hotel Casa Santo Domingo. ¡Me encanta ver la habilidad y maestría con la que los alfareros trabajan el barro en el torno! Hay algo primordial y maravilloso en la forma en la que algo tan básico como el barro se combina con la tecnología y la habilidad de un artesano para convertirse en algo bello.
Hace unos tres años, gracias a la cuata Kira y a don José León, tuve mi oportunidad en el torno y uno no puede sino admirar y gozar cosas así. No sólo como diversión; sino como una forma de aprendizaje y una forma de compartir con tradiciones de siglos y siglos.