Pelé fue el héroe futbolero de cuando yo era niño. En México 1970, Pelé era la estrella del fútbol entre mis compañeros de colegio y amigos.
Hasta a mí, que nunca me ha importado el fútbol, me impresionaba el rey Pelé. De aquel año, recuerdo que en el cole se decía que el equipo soviético de balompié llevaba las siglas CCCP en su camisola porque eso quería decir Camaradas cuidado con Pelé.
Pelé era un rol model de verdad y era mil veces mejor ser humano que Diego Maradona; de modo que para mí el referente del fútbol siempre fue el brasileño.
Mi cuate, Kike, por cierto, me recordó que Pelé y el equipo Santos vinieron a Guatemala, jugaron un partido con el equipo chapín Comunicaciones y este le iba ganando a la oncena brasileña. Los del Santos se pusieron shukos, Pelé fingió haber sido lastimado y la afición chapina naranjeó a los brasileños. Para los que no lo saben, narajnear es (¿O era?) la práctica chapina de lanzar naranjas en el estadio. Naranjas chupadas, o no, porque eran las que vendían (¿O venden?) con sal y pepitoria.
Adiós, Pelé.