¿Sabes que los inuit y los escoceses tienen más de una palabra para nieve? En español las palabras configuración y orden se refieren a dos conceptos diferentes, aunque a simple vista parezcan ser lo mismo. Friedrich A, Hayek, basado en el idioma griego antiguo distinguió entre kosmos y taxis para referirse a lo que él estimaba como dos tipos de órdenes distintos. Aristóteles y Hannah Arendt conocían la diferencia entre zoe y bios para referirse a lo que nosotros llamamos vida.
¿Por qué? Porque la utilidad de los conceptos y del lenguaje es la de proveernos con un sistema de clasificación y de organización cognitiva que nos permita entender la realidad y adquirir conocimientos y pensar bien. Y porque los conceptos, como nieve, orden y vida son contextuales en el sentido de que responden a la realidad del conocimiento de uno. No es lo mismo decir nieve en Guatemala, que en las Aleutianas; y no es lo mismo decir vida en el cuchubal, que cuando está en juego una vida humana.
Para Arendt y Ari, según Stephen Bagwell, la palabra zoe se refiere a la vida biológica y cíclica. En ese sentido toda célula, todo paramecio, todo zancudo y toda lechuga tienen vida. Sus estructuras características funcionan de tal manera que preservan su propia identidad y su vida a nivel de zoe. Pero la vida capaz de formar una biografía gracias a las capacidades únicas de los individuos humanos para expresarse (por medio del habla), decidir y actuar en persecución de la felicidad es bios.
Las células que se descartan en una menstruación, o en una masturbación son zoe; pero no son bios. Un cigoto y un embrión son zoe; y tienen la potencialidad de ser bios, pero no lo son. En cambio, la mujer gestante es y tiene bios; es vida plena y hace ratos que dejó de ser vida potencial.
Cuando se dice defender la vida, es preciso distinguir ente zoe y bios, entre vida biológica y la vida plena, entre vida potencial y vida actual porque no son lo mismo. Y porque no debería haber conflicto ético alguno a la hora de decidir cuál debe prevalecer, ni por qué.
Columna publicada en elPeriódico.
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