El 5 de enero pasado escribí una entrada sobre los precios de abarrotes en 1994; no sólo porque es entretenido e informativo leer ese tipo de listas, sino por algo de nostalgia y para explicar lo que es la inflación. Al publicar la entrada en Twitter, con una pregunta, pasó lo que tenía que pasar.
Pasó que 97% de los que contestaron a la pregunta lo hicieron sin informarse y sólo especularon. Treinta y tres, de 34 que contestaron. no buscaron la información en el artículo y se quedaron con leer el tuit y la adivinación. Sólo una persona leyó la entrada y respondió con la información objetiva que se hallaba en ella.
La pregunta es que cuánto costaba una libra de manzanas rojas en aquel entonces y la respuesta correcta es Q5.70.
Esto es muy de Twitter. Mucha opinión desinformada, muchos que opinan no pasan del tuit y creen que eso es suficiente y que es una invitación a especular. Muchos se sienten obligados a opinar, aunque sea a tientas. Muy pocos se dan a la tarea de informarse antes de emitir su opinión.
Me parece fascinante que las personas se sientan conminadas a responder, aunque no tengan la información necesaria.