Los regalos en estas fiestas

 

La tía Patty fue quien nos enseñó -a mis hermanos y a mí- a darnos regalos de Navidad entre nosotros, y a dárselos a nuestros padres y abuelas.  Nos daba unos quetzales y nos llevaba a El buen precio a comprar los obsequios, que eran objetos sencillos y utilitarios; pero recuerdo muy bien que para mi abuelita, Frances, solía ser un paquete de Viceroy; y para mi tía abuela, La Mamita, era uno de Payasos.

En casa lo habitual era que los abuelos, padres, tíos, tíos abuelos y padrinos nos regalaban a los niños; pero nunca se nos ocurrió que los niños nos diéramos regalos entre nosotros, ni dárselos a nuestros mayores.  Fue la Patty quien nos enseñó el hábito de regalar y el de ahorrar para ello.

Los regalos son importantes en las fiestas de fin de año; y ahora que celebramos el solsticio de invierno en casa, los obsequios no han perdido relevancia.  Nosotros los abrimos a la media noche, en la Nochebuena, para conservar la tradición.

El aspecto encantador de la Navidad, dijo Ayn Rand, es el hecho de que expresa buena voluntad entre los hombres de una manera alegre, contenta y generosa. Uno dice ¡Feliz navidad!, y no Llora y arrepiéntete.  Y esa buena voluntad se expresa en forma material y terrenal, dando regalos a los amigos y seres queridos, o enviándoles mensajes de cariño y buenos deseos.

El mejor aspecto de la navidad, indicó Rand, es el hecho de que se ha comercializado…es que estimula el ingenio y la creatividad para producir bienes que tienen un sólo propósito: darle a los hombres placer y felicidad.

¿Cuál fue tu mejor regalo de navidad que recibiste de niño? El mío fue una motobicicleta.  ¿Y el más conmovedor? Un juego de ajedrez que mi hermano y yo compartimos cuando mis padres estaban en apuros económicos.

Soy muy cleto para elegir obsequios; pero me da ilusión regalar.  Así como nos da ilusión, en casa, recibir a amigos y familia para intercambiar deseos de paz, prosperidad y salud en esta que es la mejor temporada del año.  A ustedes, lectores, les deseo lo mejor entre brindis, abrazos y fuegos artificiales, al lado de quienes aman y en recuerdo de quienes ya no están.

Columna publicada en elPeriódico.

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