Allá por 1987, cuando yo era productor de noticias internacionales en el noticiario Aquí el mundo, traduje una serie de reportajes para explicar los conflictos en el oriente medio. ¡Cosa más enredada no he vuelto a ver en toda mi vida! Aún hoy, ese nudo gordiano es complicado y no se por qué me estoy metiendo a comentarlo. Ah, sí, ya se por qué…
Cuando observo aquel conflicto lo primero que viene a mi mente es que Israel es un amigo leal y sincero de Guatemala; y si esa no fuera una buena razón para interesarse en lo que ocurre allá, también recuerdo que Israel es occidente en aquella región conflictiva. ¿Y qué es occidente? Pues los derechos individuales, la racionalidad, el método científico y la civilización; frente al tribalismo, el misticismo, el colectivismo y la barbarie. [Te recomiendo El genio de occidente, por Louis Rougier]
En aquel contexto y frente a enemigos cuya misión es la aniquilación de Israel -más de mil cohetes en 38 horas lanzados contra los habitantes de aquel país, sólo para citar los sucesos más recientes- la desproporción en la respuesta es un requisito imprescindible para convencer política y diplomáticamente a Hamas y a Yihad islámica de que cesen sus ataques. [Te recomiendo el libro Nothing Less than Victory, por John C. Lewis]
Cuando pienso en aquel conflicto, no olvido que no es exactamente uno entre judíos y musulmanes. En el mundo árabe también hay oposición a Hamas y a Yihad islámica, como la hay a los talibanes, a Daesh y al terrorismo en general. [Te recomiendo Winning the Unwinable War, por Elan Journo, et al]
En el oriente medio, Israel representa el contraste entre un sistema republicano y de estado de derecho frente a dictaduras y caudillismos; de ahí que -en América Latina, por ejemplo- los defensores de regímenes como los de Cuba y Venezuela, o los simpatizantes de las ex guerrillas marxistas sean, también, los críticos más irracionales y rabiosos del derecho que tiene Israel de defenderse, con todo, contra la lluvia de acero que cae desde Gaza, con el apoyo del régimen iraní.
Duele ver a niños y a civiles víctimas de la guerra y la guerra es abominable; pero la obligación moral del gobierno en Jerusalén es proteger a su población de las organizaciones terroristas cuya misión es aniquilar a Israel. ¿Qué opinas?
Columna publicada en elPeriódico.