“La valla” y el colectivismo totalitario entre nosotros

La valla es una serie de Netflix y supongo que ya sabes de ella, porque es muy popular.  Pues empecé a verla el sábado y me incomodó.  Me incomodó mucho y al principio no sabía por qué.  A mí me encanta V for Vendetta y La valla va por ahí, de modo que sentí muy raro que me incomodara tanto.  Luego, hoy en la mañana di por qué.  La valla me incomodó porque la sentí muy cerca.  Escalofriantemente cerca.

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Spoiler potencial en el siguiente párrafo:

En una escena, Emilia le explica a su nieta, Marta, que luego de un enfrentamiento global muy fuerte, en el que murió mucha gente (una Tercera guerra mundial, de hecho), y y luego de que surgieron muchas enfermedades que no se pueden curar y de que el planeta se puso muy enfermo, había mucho miedo.  En consecuencia, explica Emilia, las personas querían gobiernos fuertes que garantizaran su seguridadEso es normal, dice la niña, Marta.  A lo que la abuela, Emilia, contesta: Bueno, sí; pero lo malo es que esos gobiernos provocaron la guerra y en nombre de esa seguridad nos quitaron los más importante que tenemos las personas. ¿Sabes lo que es? La libertad. Y luego la familia brinda por la libertad…y por la vida.

Esta escena es riquísima en elementos perturbadores.  Primero el uso de la neolengua; ya que a la Tercera guerra mundial, se le llama enfrentamiento global, que es una forma de quitarle contenido al concepto original. Luego la extraña aparición de enfermedades que no se pueden curar.  A ello le sigue la idea de que el planeta se enferma, como si fuera algo vivo.  Vale decir que antes de aquel diálogo la familia recuerda que había en la tele muchos canales y teléfonos individuales para toda la gente.  Pero se quejan de que había mucha contaminación y de que había muchos automóviles y mucho ruido.  Quejas curiosas porque en la serie,  la gente vive en un mundo en el que no hay carne, ni comodidades (excepto para las élites gobernantes).  ¿Ves por dónde voy?

El miedo hace que las personas exijan que el gobierno les garantice seguridad, y Marta ve que eso es normal…excepto por un detalle macabro que destaca Emilia: Los gobiernos causaron las guerras y en nombre de la seguridad que quería la gente, eliminaron la libertad y con ella, la vida.

Ya lo dijo Benjamín Franklin: Aquellos que sacrifican libertad por seguridad no merecen tener ninguna de las dos.

La valla se parece muchísimo a lo que nos ha estado ocurriendo desde marzo de 2020.  Mucha gente tuvo miedo y clamó porque el gobierno eliminara la libertad, a cambio de la ilusión de seguridad.

Lo dice V, en V for Vendetta, otra peli distópica en la que la gente vive bajo una dictadura totalitaria luego de guerras, enfermedades y caos.  La verdad sea dicha, si estáis buscando un culpable, sólo tenéis que miraros al espejo. Sé por qué lo hicisteis, sé que teníais miedo ¿Y quién no? Guerras, terror, enfermedades. Había una plaga de problemas que conspiraron para corromper vuestros sentidos y sorberos el sentido común. El temor pudo con vosotros y, presas del pánico, acudisteis al actual líder, Adam Suttler. Os prometió orden, os prometió paz. Y todo cuanto os pidió a cambio fue vuestra silenciosa y obediente sumisión.

El miedo hace que muchas personas pidan gobiernos autoritarios y hasta totalitarios, con tal de hacerse la ilusión de seguridad, y a cambio no sólo no dudan en renunciar a la libertad, sino que aprueban que se imponga la dictadura a todos los demás.

La escena de La valla y el discurso de V, también me recordaron un texto inquietante de C.S. Lewis (1942):

Un diablo joven: “¿Cómo lograste enviar tantas almas al infierno?”

Viejo diablo: “¡Con miedo!”

El joven: “¡Buen trabajo! ¿De qué tenían miedo? ¿Guerra? ¿Hambruna?”

El viejo: “¡No, de una enfermedad!”

El joven: “¿No han estado enfermos? ¿No estaban muriendo? ¿No había cura?”

El viejo: “Se enfermaron, murieron, hubo cura”.

El joven: “No entiendo …”

El viejo: “¡Creyeron accidentalmente que lo único que tenían que conservar a toda costa era la vida! No se abrazaron, no se saludaron, se alejaron el uno del otro. ¡Dejaron todo contacto humano y todo lo que era humano! Se quedaron sin dinero, perdieron sus trabajos, pero optaron por temer por sus vidas, aunque ni siquiera tuvieran pan. Creían todo lo que escuchaban, leían periódicos y creían ciegamente todo lo que leían. Renunciaron a su libertad, nunca salieron de casa, no fueron a ningún lado. No visitaron a familiares ni amigos. El mundo se ha convertido en un gran campo de concentración con prisioneros voluntarios. ¡Aceptaron todo! Solo para sobrevivir a otro día miserable … ¡No vivieron, murieron todos los días! Fue fácil llevarse sus almas miserables … “

¿Así, o más perturbador?

El miedo es el común denominador de los tres textos que ocupan estas meditaciones; también lo es la renuncia a la libertad y a la vida, a cambio de seguridad.  A la vida no como algo biológico, claro, sino a la vida como la oportunidad de perseguir propósitos y valores, como oportunidad para florecer y ser felices.

Hay un cuarto texto que quiero compartirles, lo leí en Facebook y no lo encuentro de nuevo, así que lo voy a parafrasear:  Si le das al gobierno la facultad de violar los derechos individuales en caso de emergencias, los gobiernos van a crear los casos de emergencias.

Es el caso de La valla, de V for Vendetta y el del diablo viejo de C.S. Lewis.  ¿Te acuerdas de la gente que estaba contenta durante el encierro porque no había carros y se oían los pajaritos? ¿Te acuerdas de la gente que esperaba con ansias las instrucciones presidenciales en cadenas mediáticas? ¿Te acuerdas de la gente clamando por generalizar y hacer más duro el encierro -aunque muchas personas se quedaran sin trabajo y aunque muchas abuelas no pudieran abrazar a sus nietos? ¿Te acuerdas de la hostilidad y el miedo de las primeras semanas?

Por eso celebro que el intento reciente de limitar la libertad de las personas encontrara oposición activa y no pudiera materializarse.  Los colectivistas, socialistas autoritarios y totalitarios de todos los colores son minorías y sus intereses no deben prevalecer. Los sacerdotes del miedo -a lo largo y ancho del espectro político- no deben prevalecer.  El diablo viejo, el canciller Suttler y los dictadores de La valla, no deben prevalecer.

Deben prevalecer la libertad y la vida.  Y la responsabilidad de que sea así es tuya.

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