El perro del hortelano, según una comedia de Lope de Vega, es aquel que ni come, ni deja comer. Como los pipoldermos chapines, que ni producen, ni crean riqueza, pero tampoco dejan que otros produzcan, ni creen riqueza. Como los políticos y burócratas chapines, que no dudan en quitarles a las personas como tu, y de manera injusta, lo que les pertenece, con tal de asegurarse sus sueldos y sus privilegios. Porque, no te engañes, los impuestos, tasas y arbitrios que te quitan, en su mayoría sirven para pagar salarios en el gobierno y para comprarles bolígrafos a los diputados, por ejemplo.
Aquella práctica nefasta se materializa en decisiones como la de elevar -en algunos casos hasta 40 veces- el monto de las tasas que cobra la Dirección general de regulación, vigilancia y control de la salud, dependencia del MSPAS. Dicha dependencia obliga a usar sus servicios públicos monopólicos, e ineludibles como no sea de forma ilegal, y cobra por ellos.
Es decir que, si tu actividad productiva está relacionada con producción y comercialización de medicamentos, o con producción, comercialización y transporte de alimentos, tienes que pagarles a quienes controlan el monopolio de las licencias lo que ellos demanden a cambio de permitirte trabajar. En mi pueblo a eso se le llama extorsión; pero claro, la diferencia entre los extorsionistas que operan desde las prisiones guatemaltecas y los que operan desde el poder es que los segundos lo hacen al amparo de la legislación.
Los impuestos, tasas y arbitrios, así como los procedimientos burocráticos innecesarios y complejos no sólo asfixian la productividad en perjuicio de la generación de riqueza (que tanta falta hace, digamos que, por ejemplo, para que mucha gente no tenga que arriesgar sus vidas y migrar al norte), sino que crían esa costra nostra de políticos y burócratas que medran a las sombras de la expoliación, del monopolio y de la coerción.
¿Ves? Los pipoldermos te impiden producir, intercambiar y consumir; y luego te venden las licencias para que puedas hacerlo. Te rompen las piernas, y luego te venden las muletas. Mira que oportuno, ahora que habrá vacunas disponibles contra el Covid19, a los pícaros políticos que por el momento detentan el poder se les ocurre elevar las tasas en cuestión.
Es cierto que todo esto de las vacunas a toda prisa y en el contexto del virus chino es algo sketchy; pero, precisamente por eso, la vacunación debe ser libre; no forzada.