Poco antes del terremoto de Managua, mi padre viajó al Incae, en aquella ciudad, acompañado por Manuel F. Ayau y de otros guatemaltecos. Luego de ese viaje empezaron a llegar a casa los folletos que publicaba el Centro de Estudios Económico-Sociales, que yo leía con avidez.
¿Por qué? Porque siempre son fuentes de buen juicio y solidez de principios, que en tiempos como los que vivimos, son faros para no perderse. Lee, por ejemplo, lo que el CEES publicó sobre los principios económicos, el presupuesto y la manifestación del sábado pasado: https://bit.ly/3795cKp
¿Por qué es que el CEES se opone a déficits fiscales y al gasto público excesivo? Muchas personas piensan que los gobiernos deben redistribuir la riqueza y producir desarrollo económico, y por tanto piensan que es bueno que elaboren presupuestos altos y gasten a manos llenas. Muchas personas creen que el gobierno tiene el poder de corregir las decisiones personales de sus gobernados, y orientar la vida pública hacia un interés común ideal. Quienes piensan así, están por tanto a favor de cobrar impuestos elevados y de incurrir en una deuda pública grande para poder sostener un gasto público abultado.
Los miembros del CEES piensan que el verdadero motor del desarrollo es el ser humano creativo y productivo, que necesita de un entorno de reglas claras y libertad para crear riqueza. Los gobiernos no crean riqueza: lo que gastan fue previamente producido por miembros de la sociedad. Los gobiernos están llamados a cumplir con unas funciones esenciales para el buen funcionamiento de la sociedad libre: garantizar nuestros derechos básicos, proveer seguridad y justicia y defender el territorio contra agresión externa. Un gobierno limitado…requiere de menos fondos para operar. Podrá ser gestionado con más transparencia y efectividad porque sus tareas estarán claramente definidas. Un gobierno limitado tendería a presentar menos oportunidades de corrupción a los funcionarios públicos, y tendría menos oportunidad de incurrir en déficits fiscales o de contratar deudas onerosas.
Columna publicada en elPeriódico.