A pesar de tres, o cuatro imprudencias y en medio de una pandemia, luego de un terremoto, un enfrentamiento armado interno y dos golpes de estado llegué a los 59 años de edad.
Todo aquello sin contar un infarto, paludismo y hepatitis. Está claro, que mala hierba, nunca muere.
El día de mi cumpleaños siempre es fiesta en casa, a veces es una fiesta de dos, otras es de disfraces y otras es Margaritas´ nite; pero siempre, siempre es una oportunidad para agradecer y disfrutar del cariño de la familia y de los amigos. Para celebrar que hay salud, trabajo y tantas cosas buenas.
En medio de la pandemia y del encierro forzado, te digo que nunca, nunca, nunca pensé que iba a vivir lo que he visto y sentido desde marzo hasta ahora. Seguramente es algo que no olvidaré y espero que sea algo de lo que me reiré al lado de las personas que amo, admiro y respeto. Todo pasa, es cierto.
De paso…l`haim. Por la vida y por los que no están aquí para celebrar. Por los que caminan a mi lado y por los que estarán aquí el año que viene para celebrar como se debe.