Impuestos y los derechos del hombre

La Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano fue aprobada por la Asamblea constituyente francesa en 1789  Es un documento precursor que atisba que los derechos son condiciones de la existencia requeridas por la naturaleza de los hombres para vivir de manera adecuada; y que violar los derechos del hombre significa forzarlo a actuar contra su propio criterio, y a expropiar sus valores.

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En su artículo 14, la Declaración dice: Todo ciudadano tiene derecho, ya por sí mismo, o por su representante a constatar la necesidad de la contribución pública, a consentirla libremente, a comprobar su adjudicación y a determinar su cuantía, su modo de amillaramiento, su recaudación y su duración.  Amillarar es calcular cómo se van a distribuir los tributos.

¿Cuándo fue la última vez que constataste la necesidad de los impuestos que te quitan? ¿Cuándo consentiste –libremente– aquella expoliación y su adjudicación? ¿Cuándo y a qué hora consentiste su cuantía y duración? ¿Quién te representa? ¿Ya le pediste cuentas?

La gráfica es de Prensa Libre.

Estas meditaciones vienen a cuento porque el presupuesto para los políticos y burócratas y sus clientelas, conocido como Presupuesto del Estado, es tradicionalmente deficitario porque los encargados de servirse de él gastan más de lo que pueden tomar. En promedio, la brecha fiscal es de Q.1,552 millones al año. Normalmente ese agujero se atribuye a que los burócratas calculan mal cuánto van a poder tomar del sector voluntario de la economía y trasladarlo al sector coercitivo; y a que los publicanos son incapaces de despojar lo que los burócratas han calculado mal.

Los análisis suelen centrarse en la incapacidad de expoliar, en vez de en la necesidad de limitar los gastos de los beneficiarios del presupuesto. ¿Cuándo fue la última vez que escuchaste acerca de congelar los gastos para detener la necesidad de imponerle más tributos a la gente productiva? ¿Cuándo fue la última vez que oíste de la necesidad de sacar del presupuesto a todos los gastos clientelares y a los intereses específicos y particulares para detener la necesidad de elevar y multiplicar impuestos?

Tú, ¿qué piensas?

Columna publicada en elPeriódico.

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