El meón de la primera foto hace lo suyo bajo uno de esos muebles de propaganda electoral tan ubicuos en estos días; y hace poco, Raúl vio a una señora dandole el pecho a su chiquito bajo uno de esos muebles en plena lluvia.
El primer caso, el de la foto, es hasta simbólico; y el segundo caso -el de la señora- pues al menos uno de esos chunches sirvió para un buen propósito.
El letrero de abajo es un intento, humorístico, de alejar a los sucios meones de una pared. He leído que en algunos casos la gente pone imágenes religiosas en los sitios preferidos por los meones con la idea de alejarlos de ahí.
Hace más de diez años, cuando empecé a bloguear, una de las primeras secciones que ideé fue la de los meones; y la hice porque me llamaba la atención la cantidad de meones que veía en las calles.
¿Cómo se originó aquella sección? A finales de los años 80 el columnista José Eduardo Chepe Zarco organizó una campaña exitosa contra aquellos que tiraban basura en las calles; y el lema de la campaña era No sea coche; y más tarde, no se en donde, leí que en algún lugar de México a la gente que orinaba en la calle le gritaban: ¡Meón, meón!
Se que en Guatemala no abundan las facilidades sanitarias para quienes andamos en la calle; pero eso no quita que sea feo, sucio y una falta de consideración para los demás echarse una araña en la vía pública.
Gracias a mi amigo, Ramón, por estas dos fotos.