Sandra Torres -exesposa de Alvaro Colom- aspira por tercera vez a la Presidencia de la República. En esta ocasión, la acompañan en su pretensión Carlos Raúl Morales, excanciller de las administraciones de Otto Pérez Molina y Jimmy Morales, como candidato vicepresidencial; y Carlos Mencos, ex Contralor General de Cuentas durante la administración de los Colom-Torres, como candidato a diputado.
Algunos de mis cuates, que saben de estas cosas, sostienen que Morales es un consentido del Departamento de Estado de los Estados Unidos. No de la administración del secretario Mike Pompeo, sino del Deep State.
Carlos Mencos fue dos veces congralor general y durante su administración fue notoriamente permisivo con el programa de cohesión social que dirigía Sandra Torres, programa que fue muy cuestionado. En estos comicios será el gran elector -a favor de la UNE, sospecho- por medio del contralor interino y su facultad de entregar, o no finiquitos.
Torres parece de teflón y todo le resbala. Salió limpia de Cohesión social, salió limpia del negocio del Transurbano y nada se le adhirió durante la crisis de mayo de 2006 en el contexto de las muertes de Rodrigo Rosenberg y Khalil y Marjorie Musa. En aquel entonces los que saben de estas cosas tenían la impresión de que los Colom-Torres eran protegidos por la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (2006). ¿Por qué? Porque el proyecto para Guatemala era más importante que la justicia, o que el estado de derecho.
Torres y la Unidad Nacional de la Esperanza son miembros importantes de la Internacional Socialista, dato importante si te preguntas cuál es aquel proyecto. Torres, además, tiene indiscutibles talentos políticos. Se mueve con comodidad entre sus bases populares y populistas y se mueve con igual comodidad entre buena parte de la dirigencia empresarial del país vinculada al Comité Coordinador de Asociaciones Comerciales, Agrícolas, Industriales y Financieras. Con tanto talento político y en sus conexiones, Sandra Torres puede aparecer como moderada y como una candidata con la que se pueden hacer arreglos.
Pero ya sabemos cómo es Sandra Torres en el poder; y quienes no lo sepan pueden consultar medios de comunicación durante su administración al lado de Alvaro Colom, de quien se divorció para buscar su candidatura presidencial. Sabemos que la dirigencia de la UNE puede ser muy inescrupulosa y si alguien tiene dudas, que se pregunte por qué es que aquella dirigencia trató de sacar de los próximos comicios al partido Semilla, que sería su mayor competidor en el segmento socialista moderado en la contienda electoral. Sabemos que los Colom-Torres fueron capaces de irse a humillar a Cuba con tal de entregarle la Orden del Quetzal a Fidel Castro, y que este no los recibió.
De cualquier manera, da la impresión de que mientras que Thelma Aldana es la precandidata de algun sector empresarial, del establishment de los derechos humanos, de algunas ONG y de la CICIG (2018) y sus aliados; Sandra Torres lo es de otro sector empresarial, del Deep State, del socialismo moderado, de exfuncionarios y de grupos con experiencia populista.
A ver qué pasa, pues. ¿Le toca?
La foto es por Edgar Pocón, de elPeriódico.