Colombia en peligro

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Tengo amigos colombianos queridos; y me encantan las bandejas paisa, las morcillas, el ajiaco (¡especialmente el que hace Liliana!) y los bocaditos veleños.  Comparto con muchos de ellos su angustia por el proceso de paz lidereado por Juan Manuel Santos, bendecido por el régimen de los hermanos Castro desde la Habana, Cuba.

Por eso comparto las preocupaciones expresadas por el expresidente de aquel país, Alvaro Uribe, preocupaciones legítimas porque en mucho me recuerdan lo ocurrido en Guatemala luego de los pactos de pacificación firmados entre el gobierno de Alvaro Arzú y la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca en 1996.  Pactos que no sólo les garantizaron impunidad a los exguerrilleros, sino que impenitentes y todo fueron recibidos en el seno de la democracia (y para amenaza de la república).  Pactos que abonaron la tierra para que poco  menos de 20 años más tarde las semillas del odio, la violencia y el divisionismo brotaran y se multimplicaran.

Uribe expresa:  Haber adelantado el diálogo sin cese de actividades crimínales, verificable a través de la concentración supervisada, ha contribuido al aumento de la criminalidad y a la desconfianza en el proceso, ya que, sin esa concentración, se negó a la ciudadanía el derecho de inferir que Farc, con buena fe en la paz, era ajena a cualquier delito cometido. La exigencia seguramente habría demorado la iniciación del diálogo, pero este habría generado más credibilidad.

A ese aumento de la criminalidad también ha aportado el anuncio de impunidad total, plasmado en el acuerdo de justicia, que ha animado la expansión de los grupos delictivos y el incremento de delitos. Han crecido la extorsión; el control territorial terrorista sobre el pánico de ciudadanos que carecen de confianza en las autoridades; y, el narco tráfico que en los últimos 3 años ha ascendido de 43000 hectáreas de cultivos ilícitos a 159000. En números aproximados, Farc ha pasado de 6800 integrantes a más de 17000; el ELN recuperó la capacidad criminal, sus uniformes sirven a integrantes de Farc y la tiranía de Venezuela lo utiliza para chantajear al Gobierno de Colombia; y, las bandas criminales son cinco veces más grandes.

Si con el solo anuncio la impunidad se ha generado más crimen, qué podremos esperar cuando ya se haya implementado!

Vale recordar que el Gobierno ha aceptado al narco tráfico como conexo con el delito político, por ende sin cárcel ni extradición pero con elegibilidad política. Y en cuanto a las conductas que se aceptarían como atrocidades, el Gobierno dice que no hay impunidad porque los responsables serían investigados, juzgados y les impondrían sentencia. Sin embargo, la aceptación temprana de responsabilidad evitaría la cárcel.

En los anteriores términos el acuerdo genera ejemplo para que haya más violencia y no garantiza estabilidad. La impunidad es partera de nuevas violencias y dificulta el perdón sincero.

Ojalá que los hermanos colombianos escucharan a Uribe y aprendieran algo de la triste lección que podemos ofrecerles los guatemaltecos.

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  1. Muy cierto y muy triste. Desde que se anunció el estado prisión Cuba como anfitrión de las negociaciones, era de salir corriendo en la dirección opuesta. Uribe los tenía de rodillas, habría que haberlos apretado más hasta que aceptaran una admistía y punto. Y todos los terroritas vedados de por vida de cualquier puesto político y/o burocrático, aquí vimos como se fueron colando y el gran daño que nos han y seguirán haciendo desde puestos clave (ej la fiscal guerra y guerra)