Zuckerberg, Chan, Max y yo

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Mi maestro Manuel F. Ayau contó, un vez, que él tenía negocios con Bill Gates…porque le compraba software para su oficina y su casa con alguna frecuencia.  Así de pasada lo que dijo Muso parece una de sus humoradas; pero detente y léelo de nuevo: cuando un millonario como Gates se hace inmensamente rico porque les vende a Ayau, a tí y a millones de personas los productos que fabrica, o diseña, los que reciben los productos ganan más de lo que entregan a cambio.  El intercambio no es un juego de suma cero.

De aquello me acordé ahora que mucha gente está embobada con la historia de que, en el contexto del nacimiento de su hija, Max,  Mark Zuckerberg y su esposa prometieron dar el 99% de sus acciones de Facebook para promover el potencial humano y la igualdad. Específicamente para personalizar el aprendizaje, curar enfermedades, mejorar la conectividad de las personas y cosas asi (importantes).  ¿Qué tienen en común estos propósitos? Tienen en común que son necesidades y las necesidades se satisfacen con recursos económicos.  Esos hay que producirlos y el ambiente más propicio para producirlos es uno de libertad, es decir: uno de ausencia de coacción arbitraria por parte de otras personas, y del poder político.

Alex Epstein recién llamó la atención sobre el hecho de que entre las 2,234 palabras que Zuckerberg usó para describir lo que él más valora en el mundo no está incluida la palabra libertad.

Habiendo dicho eso, es triste que en las redes sociales muchas personas celebren la decisión de Zuckerberg y su esposa porque de esa manera devuelven algo a la sociedad.  ¡Como si hubieran tomado algo que no les correspondía!  En el mismo espíritu en que mi maestro, Manuel F. Ayau recibía de Gates todo lo que él quería a cambio de su dinero, ¿no recibimos, todos los usuarios de Facebook mucho a cambio de…cuánto pagas tú por usar Facebook?  ¿Te das cuenta? Tu, yo, la sociedad y todos los usuarios de los productos de Zuckerberg, Gates y otros millonarios regalones recibimos más de ellos de lo que damos a cambio, cada vez que hacemos negocios con ellos.

Los millonarios regalones como Gates y Zuckerberg no están allí como: Aquí casual, haciendo millones; ni sus fortunas son consecuencias de haber tomado de la sociedad (o más bien de los individuos que formamos la sociedad) más de lo que han entregado.  Sus millones no son consecuencias aleatorias de nada, o de casi nada.  De hecho, para hacer sus fortunas, tienen que haber dado a cambio algo que los individuos que formamos la sociedad valoramos mucho.  Es un hecho que ya dieron, están dando y van a dar; pero no van a devolver.

Celebro la benevolencia filantrópica enraizada en las grandes tradiciones de personajes como Rockefeller y Carnegie; pero me sería digna de admiración si en vez de ser consecuencia de sentimientos como la culpabilidad y algo de vergüenza, fuera consecuencia de virtudes como el orgullo.

Foto por TechCrunch  [CC BY 2.0 ], via Wikimedia Commons

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  1. Por eso considero que la única Responsabilidad Social Empresarial, es cumplir con sus clientes en cantidad y calidad pactada y con sus empleados en los acuerdos consensuados