¡Ya salieron los zompopos de mayo!

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El viernes salieron los zompopos de mayo en mi oficina; y para cuando pude bajar a buscarlos ya no habían mas que la criatura moribunda que tengo en mi mano.  Me hubiera gustado verlos por montones que es una experiencia que me agrada mucho.

A mí estos animalitos me encantan…de muchas formas. Me gustan por su tamaño y aunque no soy amigo de los insectos -para nada- estos me parcen encantadores. Además me encanta comerlos: asados, con mantequilla y sal,  unos pocos en una tortilla con frijoles fritos, o con guacamol.  En casa los preparamos con mucha alegría.

La gente dice que no deberían llamarse de mayo, porque salen en junio y otros dicen que los que aparecen en junio están atrasados.  Lo cierto es que no.  Algunos zompopos salen en mayo y otros hasta tarde en junio.  Con un grupo de amigos tenemos la tradición de ir a San Juan Sacatepéquez el último domingo de junio a comprar hongos y zompopos y casi siempre los hay en esa fecha. No es raro, para nada, que haya zompopos de mayo en junio.

Me gustan desde que en Cuarto, o Quinto año de Primaria, un compañero de clases los llevó al colegio. Me saben como a maní tostado, y otras personas le encuentran gusto de chicharrones molidos.

Ya en el siglo XVIII, Francisco Ximénez, traductor del Popol Vuh, se refirió a los zompopos de mayo en su obra Historia natural del reino de Guatemala; y escribió que tienen la cabeza grande y unas tenazuelas que parece que son de acero y tienen filo, y punta corva y cruzada como las tixeras; y así cortan con ellas cosas bien duras…entre ellas hay unas muy grandes, y con alas, no son que crien alas, sin que es como la gente principal entre ellas. Aquestas grandes y con alas, no salen del hormiguero, sino es cada año cuando caen los primeros aguaceros, que es por el mes de mayo…y se levantan volando con una singularidad maravillosa, por lo cual los indios, y otras personas que las comen tostadas, y dicen que es comida sabrosa, las cogen con facilidad…y es que como no han visto luz, al verla tan hermosa se van a ella, y así los indios no tienen más que encender unos ocotes, y con esto se les vienen todas a las manos, y cogiéndolas las tuestan, y las comen, y aun las sacan a vender, como lo he visto.

¡Bievenidos, zompopos de mayo!

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