“Amanecer” y viernes 13

Imagen de previsualización de YouTube

¿Qué tal si el amanecer fuera una pesadilla de viernes 13?

Ocurrirá si amanecemos en una sociedad en la que los tribunales representen los intereses de sectores; si amanecemos en una en la cual se creyera que los impuestos sean el motor del bien común; o en una que educara a los ciudadanos para que se sacrifiquen

Ocurrirá si amanecemos en una sociedad en la que el estado se encargará de combinar eficientemente los factores de producción donde cada uno haría lo que la sociedad necesita, supuestamente evitando el despilfarro de recursos,

¿Cuándo terminaría aquella pesadilla? Cuando uno de dos grupos triunfe.  ¿Cuáles grupos? El de los que vivimos de nuestro propio cerebro y el de los que pretenden servirse de nosotros para sobrevivir.

Los párrafos anteriores son un paso a vuelo de pájaro sobre la novela Amancer, por el juez y escritor argentino Ricardo Rojas.  En esa novela de inconfundible cuño romántico, Ricardo retrata, con la capacidad magistral que sólo es posible para un observador agudo y para un buen contador de historias, los males endémicos de América Latina personificada en la Argentina

El martes me reuní con un grupo de intelectuales variopinto y entre otras cosas se discutió el hecho de que –a pesar de muchas cosas buenas- entre 1915 y 2015 los guatemaltecos no hemos podido remontar la cifra de 55 por ciento de pobreza que nos golpea  ¿Quieres saber por qué, sin espulgar tratados, ni tratar de descifrar ecuaciones?  La novela de Ricardo es una aproximación literaria al debate ético que explica el fracaso de nuestras sociedades.

En el mundo de las ideas, Amanecer es importante porque lo que podría ser sólo una novela distópica (inspirada en La rebelión de Atlas) también es como una compilación de los titulares de los diarios en América Latina; en Venezuela, Argentina, Ecuador, Bolivia, Nicaragua…y desgraciadamente para nosotros, también en Guatemala.

La lección de Amanecer es que si cometemos ciertos errores no vamos a poder escapar de ciertas consecuencias; y que por eso hay que pensar antes de actuar. De lo contrario nos condenamos a un apocalipsis zombi -colectivista y místico- digno de un viernes 13.

Columna publicada en El periódico.

Comments

comments

Comments are closed.