Centenares de personas –en su mayoría empleados públicos– fueron evacuados hoy en la capital y en otros lugares del país, durante un simulacro de terremoto. El objetivo del simulacro fue el de conocer la capacidad de reacción ante un fenómeno natural de la magnitud del terremoto de 1976. La práctica incluyó al personal de 24 organizaciones de servicio del país para establecer parámetros de gestión de riesgos y planes de respuesta.
Digo que fue payasada (en sentido figurado) porque si no hay medicinas, no hay gasolina, y no hay recursos para el día a día en las dependencias estatales de servicios; ¿qué van a hacer en caso de una emergencia? Si la plata que toman de los tributarios la desvían para compras anómalas, contratos dudosos, adquisiciones sobrevaluadas y asuntos de prioridades engañosas, ¿de qué sirve un simulacro de evacuación si a la hora de la hora no va a haber con qué estar a la altura de la emergencia? Eso sí…en la memoria de labores habrá fotos del simulacro.
Si en el día a día los recursos de los tributarios son piñatizados; ¡Imagínate cómo va a ser la fiesta -y la ineptitud- con los recursos y las donaciones que vengan como consecuencia de la tragedia! Imagínate a funcionarios llevándose carpas y mantas a sus casas de vacaciones en Atitlán, Río Dulce y Monterrico. Imagínatelos vendiendo la leche en polvo y la harina de maíz del otro lado de cualquier frontera. La rapiña no va a tener precedentes.
¡Por supuesto que celebro y agradezco que los bomberos y otras organizaciones de servicios hagan lo que puedan, con lo que tengan y donde se encuentren…y claro que los simulacros pueden salvar vidas!; pero…¿ya te diste cuenta de que más que el terremoto, lo que da miedo es estar en manos de tanto corrupto e inepto en el gobierno? Porque si no funcionan sin emergencia, ¡imagínate como será durante una tragedia de grandes magnitudes!
La caricatura es de Jotace, en El periódico.