¿Por qué no escribí sobre Escocia y sí me interesa Jefferson?

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Escocia rechazó la independencia en un referendo histórico que amenazaba con dividir al Reino Unido. La votación a favor de la unión de 307 años es un alivio para millones de britanicos. Los electores a favor de la unión se impusieron con un 55% de los votos, mientras que los separatistas obtuvieron el 45% con los 3.6 millones de sufragios -un récord de asistencia electoral del 85%- escrutados.  El asunto, sin embargo, no llamó mi atención para escribir, por la misma razón que no me llaman la atención los esfuerzos separatistas de Cataluña, o del País vasco para mencionar dos:  Aquellas separaciones no sólo no son para establecer estados con más libertad que la que tenían con las uniones de las que forman parte; sino que suelen ser para establecer estados más colectivistas, más socialistas y más destruccionistas.  Suelen ser separaciones nacionalistas sin más valor que el del chauvinismo.

¡Que hueva escribir sobre secesiones así!

La de Jefferson, sin embargo, es diferente: hartos de los impuestos altos y de las regulaciones un grupo de secesionistas están tratando de formar el estado de Jefferson en el norte de California.  Ese tipo de esfuerzos secesionistas, dirigidos establecer estados donde haya más libertad sí son dignos de atención.  Claro que la división de California seguramente no ocurrirá en un futuro cercano; pero no hay que perder de vista este tipo de cosas.

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