Recuerdo bien cuándo probé mi primera Guinness: Fue en algún momento de la primera mitad de los 80 en un lugar que se llamaba The Beer Garden al lado de un golfito que quedaba en la Zona Viva de la ciudad de Guatemala. Fuí con mis amigos al golfito y pasamos comprando cervezas al lugar de al lado. Había muchísimas y todas desconocidas. Le preguntamos al bar tender que cuál era la mejor y nos ofreció botellas de aquella bebida deliciosa.
Luego desapareció de la ciudad de Guatemala y no la volví a tomar hasta que conocí The Brickskeller en Washington D.C. a finales de los 90. Afortunadamente ya se la encuentra en Guatemala, de nuevo. La tomo menos seguido de lo que me gustaría y siempre me la gozo mucho.
La publicidad de Guinness extra stout, dice que es un drama en una botella, y ¡vaya si no!; porque, ¿qué es un drama, si no una acción de la vida, o un suceso capaz de conmover vivamente?
Una pinta de Guinnes conmueve a los sentidos. Es un placer y un espectáculo efímero ver como se forma la espuma cremosa y como cae para convertirse en un magnífico líquido oscuro, son un gozo sentir la caricia de la espuma en los labios y saborear el complejo gusto de esa cerveza, así como sus aromas. Una pinta de Guinness es buena compañía para ocasiones en las que sólo lo bueno es aceptable.
YES!
I just LOVE it!!!!
Hola Luis
leyendo tus amenos relatos me encuentro este respecto a la Guinness, bebida que habia escuchado de ella, pero no la he probado. Entre mis tantos hobbies, ahora se me dio por probar cuanta cerveza se me ponga al alcance, ya son varias en mi record de diversos paises. Unas buenas, otras no tanto; pero en fin probadas.
la semana pasada andaba por Honduras y un amigo me comento de la Guinness y como no la he probado me obsequió un par de botellas, con la única recomendación de que aprendiera antes como servirla correctamente para que se forme la preciosa espuma en el vaso. Asi que aqui tengo las dos victimas esperando el buen momento para disfrutarlas. Ya te contaré como me va!
Saludos y salud Luis!!