El propósito de llevar cuentas es tener una idea de la realidad de las cosas. De poco, o nada sirve engañarse al inflar los números, o al disminuirlos artificialmente para dar una impresión distinta a la realidad…si uno mismo cae en el engaño. Por esto es que es interesante lo que les está ocurriendo al Banco de Guatemala, a la Superintendencia de Administración Tributaria y al Ministerio de Finanzas.
El banco central previó un crecimiento en las importaciones de entre 5% y 7%; la SAT se tragó la píldora y supuso que podía elevar los niveles de expoliación contra los tribuatarios importadores en esa proporción; y el Minfin supuso que la piñata podía crecer en consecuencia. ¡Los pipoldermos estaban felices!
Pero ahí está que no. Los burócratas proponen y la realidad se impone; que puesto en otras palabras es algo así como: puedes ignorar la realidad, pero no las consecuencias de ignorar la realidad. El hecho es que, aparentemente, las importaciones crecerán sólo 3%, por lo que los publicanos no podrán recaudar lo que esperaban y lo malo es que los otros pipoldermos siguen gastando como si nada. Eso no los aflige, claro; porque si no pueden cargar con más impuestos a los tributarios, sí que pueden endeudarlos. Los paganos, siempre, somos los que no podemos hacernos los quites porque antes de que nos den los cheques de fin de mes, ya nos arrancaron los impuestos para pagar la piñata.
La baja en las importaciones puede ser que se deba a la disminución de la demanda de bienes de capital lo cual es malas noticias porque de los bienes de capital vienen la productividad, la competitividad, los nuevos empleos y los mejores salarios. Puede que haya un estancamiento, o una contracción de la economía. Puede que la puñalada tributaria siga teniendo efectos negativos en la economía; y eso pasa por empecinarse en una reforma impositiva de carácter ideológico y expoliatorio, a diferencia de una reforma tributaria técnica y neutral. Puede que la puñalada tributaria haya incentivado el contrabando porque, tu ya sabes, si los impuestos no son neutros crean y destruyen incentivos.
Lo malo es, repito, que los que pagan el pato son los tributarios…y no los pipoldermos que siguen gastanto y gastando, endeudándonos y endeudándonos de forma muy irresponsable. Porque se los permitimos, claro.
La ilustración la tomé de Taxation is Theft.
Y ahora tenemos que gastar en uniformes nuevos para la policía. Estoy segura de que ellos preferirían agua y camas para descansar en lugar de esas pocilgas.