Se nos olvida lo conservadora que es la sociedad chapina, me comentó hace unas semanas un cuate; y ahora que recién leí los comentarios en El periódico, sobre la ilustración de la columna Apunte peregrino II de R. Cazali, me acordé de aquello.
¿Se nos olvida porque los medios de comunicación y la Internet nos sacan de la vida parroquial a la que estaríamos condenados si no existieran aquellas ventanas? Una vez leí que La Antigua era una ciudad conventual y de ahí venimos. Venimos de una cultura en la que se avivan los enfrentamientos entre el cuerpo y el espíritu y en la que se ha planteado la posibilidad de que la belleza sea pecado. Alguien por ahí ha de suspirar por Savonarola y por la idea de que el cuerpo humano debería ser eliminado del arte.
E. Chinchilla cuenta que en 1744 fue presentada ante el comisario del Santo Oficio en Guatemala una denuncia de los escándalos que por el relajamiento de las costumbres se experimentan en Guatemala. El quejoso se refería a fandangos, comedias, músicas y juegos. De ahí es que venimos. Si en La Antigua la gente se escandalizaba porque un predicador defendiera que no era pecado tomar caldo de la olla en días de ayuno –y aquel recibía numerosos anónimos virulentos–, ¿por qué olvidamos que es posible que haya quienes se escandalicen por la foto de una vagina velluda? El vello abundante, en todo caso, es passé y setentero; pero no debería ser ofensivo. ¿Qué tal si en vez de esconder la foto en casa, esta fuera el punto de arranque para una conversación educativa y de confianza entre padres e hijos?
Puede argumentarse, también, que el hiperrealismo de L´origine du monde, de G. Coubert le resta valor artístico, o no; desde la perspectiva del realismo romántico, escuela artística que busca captar la realidad, no como es, sino como podría, o debería ser de acuerdo con los criterios de valoración del artista a la hora de seleccionar y plasmar –con claridad e integración– los atributos esenciales y accidentales de su obra. Podría argumentarse eso y la ilustración sería motivo de una conversación educativa y de confianza en la familia. ¿Por qué no?
Columna publicada en El periódico.
Por cierto que en la versión impresa del diario, mi frase ¿Se nos olvida porque los medios de comunicación y la Internet nos sacan de la vida parroquial a la que estaríamos condenados si no existieran aquellas ventanas? fue inapropiadamente cambiada por ¿Se nos olvida el porqué los medios de comunicación y la Internet nos sacan de la vida parroquial a la que estaríamos condenados si no existieran aquellas ventanas? Hago la aclaración porque los errores de los correctores se suman a los míos y luego la mara cree que todos los errores son míos.
¡Excelente entrada! Leí la nota de Lavagnino en relación a la columna de Cazali, y no pude más que pensar en la cantidad de “reprimidos sexuales” que genera la sociedad chapina…
¡Buena onda, LuisFi!