El que juega con fuego, se quema: la deuda de las muncipalidades

Las deudas que tienen las municipalidades con bancos y proveedores, así como con otras organizaciones controladas por los pipolderemos como  el Instituto de Fomento Muncipal y  el Instituto Nacional de Electrificación suman un mínimo de Q2.3 millardos.

Son endeudamientos sin control y sin registros, de forma antitécnica, viejas porque algunas tienen hasta 20 años de existir.  Y encima, los bienes, rentas, arbitrios y tasas muncipales están privilegiados y blindados por la Constitución.

La teoría de la descentralización dice que las municipalidades, por ser más cercanas a la ciudadanía, deberían ser de más fácil fiscalización; pero el detalle está en que, para que eso fuera cierto, tendría que haber una ciudadanía a la que le importara.  Una ciudadanía responsable.  Y ahí está que no la hay.  ¿Por qué? Porque la ciudadanía nunca se da cuenta de que paga (si es que paga) los excesos, las irresponsabilidades y el latrocinio de los políticos a los que les da su voto (cual cheque en blanco) y los funcionarios que aquellos políticos designan.

Además, con eso de que los deudores tienen acreedores no está de más recordar que se necesitan dos para bailar un tango.  Los financistas y proveedores de los políticos y funcionarios que controlan las municipalidades saben exactamente con quién se están metiendo y en qué sistema están operando.  No son víctimas, son cómplices.  Pasa igual como con la deuda flotante.  Y el que juega con fuego, se quema.

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