Hoy, la Luna amaneció tímida, justo entre los volcanes Agua o Hunahpú y Fuego o Chi’gag, su brillo se dejaba ver entre los velos de las nubes. Y esa timidez, ¿sería porque pocas horas antes andaba de eclipse? Selene estaba hermosa y el color del cielo -que no logré captar con mi cámara- era hermoso. Ese azul violáceo e intenso tan propio de algunas madrugadas.
Cuando era niño, mi hermano y yo solíamos tratar de despertarnos a las 5 de la mañana para ver el cielo de ese color y, cuando lo conseguíamos, no sólo nos lo disfrutábamos mucho, sino que empezábamos a dar batería desde temprano en perjuicio de mis padres.